Es posible que ya te hayas dado cuenta: casarte con alguien para comenzar una vida de “feliz” matrimonio es cada vez menos común. Los motivos son varios y diversos, pero se entrelazan en una cultura poco interesada en este tipo de contrato social y que se aleja del contexto contemporáneo en que se vive. En otras palabras, gradualmente la idea del matrimonio se ha vuelto obsoleta e incapaz de ajustarse a las necesidades de la época.
Otro gran problema es la desigualdad de género que todavía predomina en el contrato del matrimonio, una desigualdad que, por supuesto, se encuentra tanto en el hombre como en la mujer: los hombres se sienten cazadores, únicos proveedores, protectores y dueños de sus esposas, mientras que las mujeres muchas veces asumen sólo el papel de madres sumisas y obedientes. Esos roles son en la actualidad ampliamente cuestionables, cuando no disfuncionales.
Por lo tanto, esa “necesidad”, que parecía biológica, de casarse, ya no existe. Sin embargo, existen más razones inmediatas, que pueden resumirse en esta pequeña lista.
1) La gente ha perdido el interés
Casarse definitivamente ya no es una prioridad en la lista de objetivos de la vida de muchas personas, tanto por las razones mencionadas como por existir otras necesidades en el ámbito profesional y de crecimiento personal. Cuando hay un desequilibrio en temas de igualdad de género, el género perjudicado adquiere automáticamente un valor más alto en cuanto a sus necesidades y decisiones. En este caso, son las mujeres las que tienen en sus prioridades el éxito personal y los logros profesionales, educativos y sociales, en vez de sentirse “seducidas” por la idea de un matrimonio.
2) Es posible ser autosuficiente
Antes se pensaba que sólo las parejas eran capaces de subsistir en el mundo cuando juntaban tanto sus esfuerzos como sus economías. Evidentemente esto no es así, pues gracias a que la revolución de género produjo cambios en la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, ahora es posible obtener de manera individual los beneficios patrimoniales que sólo se pensaban a través del matrimonio. Las estadísticas económicas han arrojado que el número de mujeres en la fuerza laboral comienza a superar al de hombres. Si bien todavía existe una brecha salarial injusta, los esfuerzos sociales por eliminarla siguen en marcha. No sólo hay más mujeres que hombres en el trabajo, sino que también superan a los hombres en educación.
3) El matrimonio pertenece a otra época
Las épocas cambian, y con ellas, la manera de ver el mundo y las dinámicas sociales. El matrimonio antes era una necesidad, un convenio de desarrollo económico y social, y muchas veces ni siquiera tenía que ver con el amor de pareja. Después se transformó en la idea de matrimonio general que aún tenemos pero, de nueva cuenta, con el paso del tiempo las cosas han cambiado. Cuando a las mujeres se les negaba el derecho a la educación profesional o inclusión al mundo laboral, casarse funcionaba como única vía para encontrar el éxito y la estabilidad.
4) Las relaciones libres son lo de hoy
La cultura de la poligamia, las relaciones abiertas, ocasionales y libres es cada vez más frecuente, aceptable y, honestamente, divertida, así que mucha gente no considera en absoluto “restringirse” por medio del matrimonio monógamo. Mientras que en la década de los años noventa se continuaba en una sociedad conservadora con ideas de familia nuclear preestablecidas, ahora las aplicaciones de citas como Tinder han creado una cultura en la que las relaciones ocasionales reemplazan al compromiso, y como esto funciona para mucha gente, el matrimonio queda desplazado.
5) El matrimonio está sobrevalorado
Una vez que la idea del matrimonio arcaico se asimila, es natural que quien aún la defiende le dé atributos que o ya perdió o son exagerados, con el objetivo de justificar su aparente necesidad. Esto hace que la imagen general del matrimonio se sobrevalore y adquiera dimensiones casi ficticias. Durante miles de años, el matrimonio existió más por razones económicas y políticas, y fue una institución que a menudo fue establecida por las familias. Sin embargo, ese ya no es el caso, y para mayor claridad, un estudio del Pew Research Center de Estados Unidos reveló que el 44% de la población menor de 30 años cree que el matrimonio es obsoleto y no lo considera entre sus planes.
6) El matrimonio privilegia al patriarcado
Este es uno de los puntos claves: debido a la todavía existente desigualdad de género, el matrimonio posee una fórmula que replica modelos antiguos de relaciones donde el hombre es el más privilegiado ya que, le pese a quien le pese, pareciera que se le otorgan derechos de posesión sobre la mujer. Por desgracia, a la mayoría de los hombres no les gusta sentir “amenazada” su “masculinidad” y eso propicia un empoderamiento tóxico por parte de ellos cuando están dentro de un matrimonio. Eso es un hecho doloroso pero real. Por lo tanto, resulta difícil pensar en casarse cuando hay tantos hombres indispuestos a cambiar pensamientos autoritarios y patriarcales.
7) El matrimonio no es necesario para tener hijos
Para terminar, queda claro que en esta sociedad se puede ser padre o madre solteros, sin necesidad de estar en un matrimonio. Ahora, el 40% de los recién nacidos en Estados Unidos son criados por madres solteras, y hay una gran posibilidad de que el porcentaje aumente a medida que el estigma de ser madre soltera se reduzca cada vez más. También está el hecho de que, gracias a la tecnología, las mujeres ni siquiera necesitan de un hombre para tener un bebé. Esa es una gran opción para las mujeres que no quieren que una relación sea parte de la maternidad.
¿Tú qué opinas sobre esto? ¿Estás en un matrimonio o piensas formar uno? Cuéntanos cómo ha sido tu experiencia en los comentarios.