Como parte de las actividades que se han retomado luego del relajamiento de la pandemia de covid-19, una de las más esperadas son los conciertos musicales masivos, los cuales son para muchísimas personas una de las formas predilectas de entretenimiento.
De alguna manera el atractivo de los conciertos continúa siendo el disfrute en vivo de la experiencia musical, aunada a la producción visual que de un tiempo acá suele acompañar al artista o banda en cuestión.
En México, los conciertos recientes se han retomado con una práctica sumamente peculiar que, al menos hasta donde se sabe, no tiene parangón en ninguna otra cultura del mundo. Esto es, el hecho de que algunos asistentes a conciertos, especialmente de estrellas pop, arrojan en determinado momento una figura de peluche del “Dr. Simi”, un personaje de caricatura creado originalmente para la cadena de farmacias Farmacias Similares, pionera en México en la distribución de medicamentos con patente genérica.
En los últimos meses, el juguete se ha hecho presente en territorio nacional en los conciertos ofrecidos por Rosalía, Coldplay, The Strokes y Maroon 5, entre otros. Pero no sólo eso. La singular práctica también ha traspasado las fronteras de México, pues connacionales han llevado la ahora famosa botarga a las presentaciones de Lady Gaga en Toronto y de My Chemical Romance en Budapest. De hecho, en el caso de My Chemical Romance, el gesto tuvo tal impacto (en sentido figurado), que al parecer fue así como la banda se convenció de incluir a México en su próximo tour. El impacto en sentido literal se lo llevó Lady Gaga, a quien el peluche golpeó en plena cara.
Hasta el momento no se tiene una explicación total para el fenómeno. Más allá de que se trate de un personaje más o menos conocido, lo cierto es que el peluche del Dr. Simi no tiene un significado específico que lo relacione con la música o los conciertos. Esta parece ser una acción a todas luces espontánea, aleatoria y tal vez primordialmente subjetiva en su origen, que acaso por su misma originalidad comenzó a ganar popularidad hasta volverse una tendencia.
En todo caso, podría aventurarse una hipótesis preliminar de cierta inspiración fenomenológica, en particular, pensar en la noción del “relajo” que el filósofo mexicano Jorge Portilla elaboró a mediados del siglo XX. Sin romantizaciones de por medio, a manera de primer acercamiento podríamos aceptar que un elemento sostenido de la cultura mexicana ha sido a lo largo de la historia el “relajo”, entendido como una forma colectiva de transgresión de las normas que ocurre desde ámbitos de significado que se asocian con el humor y la diversión. Para bien o para mal, la seriedad no es un rasgo de carácter predominante en la cultura mexicana y sí, mucho más, el humor, la chabacanería, la guasa y demás formas de diversión.
Acaso bajo esa idea podría comenzar a responderse la pregunta de por qué la gente está arrojando peluches del Dr. Simi a los escenarios de los conciertos a los que asiste: por relajo, entendiendo esta palabra con mayor profundidad de lo que aparenta. Por diversión, por transgresión, por autenticidad, por deseo de figurar. Y simple y sencillamente, por relajo.