El día de ayer circuló en Francia la noticia de que la directiva del club de futbol Paris Saint-Germain prevé contratar un psicólogo de tiempo completo para atender a los jugadores que integran la plantilla titular del equipo.
El anuncio se dio como parte del balance del equipo luego del fin de la temporada de torneos, tanto el local francés como, especialmente, la Liga de Campeones de Europa, en donde luego de algunas contrataciones estelares (en especial la del astro brasileño Neymar y el argentino Lionel Messi), se esperaba un mejor rendimiento del club.
Con todo, el PSG, como se le dice familiarmente al equipo, fue eliminado en la fase de octavos de final de la edición más reciente de la Liga de Campeones. Por lo demás, también es cierto que esta situación del PSG es recurrente, pues al menos durante los últimos tres años el club ha experimentado derrotas similares tras grandes expectativas puestas en los esfuerzos invertidos.
Estos resultados poco satisfactorios son una de las razones que han llevado a la directiva del club a buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. En particular, se busca trabajar el aspecto de la “construcción de equipo” o sentido de compañerismo, al parecer un elemento deficiente al interior del PSG.
El movimiento es sin duda peculiar, pues histórica o tradicionalmente, la práctica profesional del deporte presenta resistencias a involucrar el factor de la salud mental como parte de las variables que conducen al éxito de los deportistas y al mantenimiento de su bienestar. Lo más usual en ese ámbito es tomar en cuenta casi exclusivamente los factores físicos y fisiológicos.
Asimismo recordemos que, como se dejó ver durante la crisis que vivió Simone Biles durante los Juegos Olímpicos de Tokio (previstos para 2020 pero celebrados en 2021), cuando la gimnasta prefirió abandonar la competencia antes que poner en riesgo su vida, a raíz de lo cual desencadenó un debate mediático sobre la presión psicológica que se ejerce comúnmente contra atletas de alto rendimiento, los deportistas profesionales suelen subestimar el trato que su psique recibe como parte de su trayectoria.
En este sentido, la decisión del PSG podría plantear un hito en el mundo del futbol profesional, pues quizá a partir de ahora la atención mental podría dejar de considerarse algo “extraordinario” y hasta vergonzoso y tomarse como un elemento necesario para el bienestar de cualquier persona, incluidos los jugadores.