En los últimos años, probablemente a consecuencia del movimiento feminista, el término mansplaining ha tomado fuerza y es cada vez más común escucharlo en diferentes círculos.
El mansplaining hace referencia a que siempre hay un hombre que siente la necesidad de explicarle a una mujer cada vez que ella expresa opiniones o da datos.
El libro de Rebecca Solnit Los hombres me explican cosas nació de un artículo publicado en 2008. Este artículo dio pie a que muchas mujeres compartieran sus propias anécdotas sobre cómo los hombres se atreven a explicarles o a mostrarles que estaban equivocadas, incluso en ámbitos que ellas dominan.
Siete años después, Solnit decidió hacer una compilación de ensayos reunidos en un libro con el mismo título. El libro consta de siete ensayos en los que reflexiona sobre las mujeres, sus opiniones, su manera de expresarse y la imperiosa necesidad de algunos hombres de explicarles que lo que están diciendo no es correcto.
Existe una diferencia entre dialogar, ser crítico, contribuir al desarrollo del conocimiento y explicar cosas independientemente de si se sabe o no algo sobre un tema en específico, y además hacerlo en un tono condescendiente y paternalista, con aires de superioridad.
Esta actitud está bastante generalizada y probablemente hace algunos años no era tan sencillo darse cuenta de que los hombres suelen imponer sus opiniones y críticas, o tal vez sí. Tal vez lo que no era común era que las mujeres nombraran esta actitud y alzaran la voz.
Cuando las mujeres crecen en ambientes en los que su voz es minimizada, se genera automáticamente la percepción de que los hombres son los únicos competentes respecto de un tema. Asimismo, también se produce toda una serie de dudas e inseguridades sobre si en verdad, como mujer, se tienen las herramientas y el derecho a expresar y compartir conocimiento u opiniones.
A través de estos siete ensayos, Solnit reflexiona sobre lo que se dice del género, sobre quién “tiene permitido” hablar sobre el género, sobre la violencia sexual, sobre el lugar de las mujeres en una sociedad ampliamente patriarcal, sobre el matrimonio, Virginia Woolf y los derechos de las mujeres.
A pesar de que han pasado catorce años desde que el artículo se publicó por primera vez, hoy, en tiempos de corrección política, resulta por demás relevante. El problema no es la diversidad de voces y opiniones, pues en las sociedades sanas se fomenta la pluralidad de perspectivas sin que eso signifique necesariamente conflicto, censura o sea generador de discursos de odio. El problema aparece cuando la voz de una mujer (o grupo de mujeres) se hace un lugar y este genera reacciones violentas. ¿Qué es lo que no les gusta a los hombres? ¿Que una mujer hable, o lo que una mujer dice?