Fernando Pessoa: poeta genial y astrólogo profesional

Para algunas personas ha sido sorprendente descubrir que Isaac Newton dedicó buena parte de su tiempo a la alquimia y a la profecía bíblica. También se interesó por la astrología, pero eso en su época era la regla, no la excepción. 

Quizá sorprenda también a algunas personas que el poeta Fernando Pessoa, uno de los más grandes escritores del siglo XX, se haya dedicado a la astrología, no sólo como un pasatiempo, sino como una ocupación alterna a la cual le dedicó miles de horas. 

Pessoa tenía un importante interés por el ocultismo y la magia. Esto le llevó a acercarse a la teosofía, a traducir textos teosóficos y a contactar y conocer a una de las grandes personalidades del ocultismo del siglo XX, Aleister Crowley (a quien le hizo una rectificación en su carta astral).

Pero, de nuevo, el interés por el ocultismo y la teosofía era algo común en su época. El caso más famoso es el del poeta inglés W. B. Yeats, pero la lista de escritores, músicos y pintores interesados en el ocultismo, el mesmerismo y lo sobrenatural a finales del siglo XIX y principios del XX es innumerable, y quizá no sería menos larga que la de aquellos que no manifestaron interés. Lo que es un poco más raro es tener a un escritor que no sólo se interesó por la astrología, sino que él mismo hizo horóscopos y de manera competente. Más o menos por la misma época, otra gran personalidad, Car Jung, también se interesó por la astrología y utilizó la carta astral de sus pacientes para tratarlos.

Un libro relativamente reciente, Cartas astrológicas de Fernando Pessoa, escrito en conjunto por el astrólogo Paulo Cardoso y el profesor de literatura Jerónimo Pizarro, cuenta la historia de Pessoa, el astrólogo, y analiza su trabajo haciendo horóscopos para sus amigos y para personalidades de la historia de la literatura.

Para muchos era conocido un cierto interés de Pessoa por los astros, pero sobre todo como una especie de suplemento para la creación de sus heterónimos, para quienes creó sus propias cartas astrales, como un medio para darle consistencia a sus personalidades. Lo que no era conocido es que Pessoa hizo unas trescientas cartas astrales (las cuales requerían, en esa época, unas siete horas cada una para calcularlas). Además, el escritor portugués anunció sus servicios como astrólogo en un periódico de su época y es probable que haya hecho algunos servicios profesionales en este campo.

Cardoso encontró también textos de entre tres a diecisiete páginas en los que Pessoa describió cartas astrales de algunas de sus relaciones, por duplicado, lo cual sugiere que les entregó una copia. Pessoa al parecer fue autodidacta, y en su biblioteca se encuentran numerosos textos de astrología, entre los que destacan los de Alan Leo. Su capacidad como astrólogo quedó demostrada en que podía utilizar técnicas más complejas de predicción, más allá de sólo las casas de los planetas, sus signos y tránsitos. 

Pessoa incluso escribió sobre astrología y creó un heterónimo, Raphael Baldaya, que era astrólogo. Cardoso señala que Pessoa escribió mucho sobre su propia carta astral, pero lamentablemente muchos de estos papeles están escritos a lápiz y son casi ilegibles. 

No menos fascinante, y quizá uno de los motivos por los cuales Pessoa se interesó en un principio por la astrología, es que su propia carta astral encarna algunos de los significados más obvios de la astrología. Pessoa nació bajo el signo de Géminis, el signo regido por Mercurio y consistentemente tenido por el signo favorable para los escritores. Además, Pessoa tenía a Venus en Géminis y en la casa 8. Géminis es, por supuesto, el signo de Castor y Póllux y del desdoblamiento de la personalidad en múltiples facetas. Su ascendente era Escorpio y tenía también a Júpiter en este signo, asociado desde tiempos antiguos con el esoterismo. Marte en la casa 12 y regente de la casa 6 en Aries, así como Saturno en el exilio en Cáncer, podrían también explicar la muerte temprana de Pessoa y una vida malhadada y llena de sufrimiento, aunque tocada por el genio. El "día triunfal" en el que los heterónimos nacieron, el 8 de marzo de 1914, Mercurio, el Sol y Venus formaban trígonos, el ángulo más benéfico en la astrología, con su Mercurio natal en Cáncer. 

De hecho, según Cardoso, Pessoa falló en el pronóstico de su propia muerte en apenas algunos meses y pudo encontrar la mayoría de los eventos importantes de su vida significados en progresiones lunares. 

 

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