Los hongos han aparecido cada vez más en nuestra cultura, desde Lewis Carroll a John Cage hasta Peter Thiel (por citar un ensamble sui géneris). Y hay algo que caracteriza a las reflexiones en torno a los hongos en nuestra cultura: que generalmente son amados. Como nota Francesca Gavin, la curadora de una nueva exposición en Londres, hay una cierta ligereza en los hongos que hace que todas las personas se diviertan y se sientan atraídas por estos multifacéticos organismos.
La exposición ubicada en la Somerset House de Londres reúne el trabajo de 35 artistas, entre ellos John Cage y Beatrix Potter, en torno a los hongos, así como material historiográfico y popular. Uno aprende, por ejemplo, que a John Cage los hongos le gustaban casi tanto como la música (o el silencio). Cage incluso se dedicó a abastecer a restaurantes de Nueva York de raros y deliciosos hongos, los cuales disfrutaba recoger en lugares aislados como montañas y praderas. La exposición también reúne a artistas contemporáneos como Amanda Cobbett, Alex Morrison y Graham Little.
Gavin nota que en los últimos años los hongos abundan en el zeitgeist. Según ella esto se debe al deseo de reconectar con la naturaleza, de lo cual los hongos son uno de los principales símbolos, ya que crecen salvajes en lugares remotos. Y, por supuesto, no puede dejarse de lado que, además de ser parte de la cocina gourmet, algunos de ellos son psicodélicos. Este "momento fungi" en la cultura ciertamente tiene que ver con numerosos estudios que muestran que los hongos tienen un enorme potencial para tratar diversos padecimientos, especialmente la depresión, además de los cambios en la legislación de diversas ciudades que auguran un futuro donde los hongos serán aún más preponderantes.
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