Con la llegada del año 2020, una de las mejores efemérides que se celebrarán en prácticamente todo el mundo es el 250º aniversario del nacimiento de Ludwig van Beethoven, sin duda uno de los compositores más importantes en la historia de la música, un genio auténtico y un creador que desarrolló su vida con cierto heroísmo.
Si bien la fecha exacta del nacimiento de Beethoven no se conoce con precisión, sí se sabe en cambio que fue bautizado el 17 de diciembre de 1770 en Bonn, que entonces se encontraba dentro de los límites del Sacro Imperio Romano y que actualmente forma parte de Alemania.
Dentro de la historia de la música, Beethoven marcó la transición del periodo clásico al romántico, esto es, pasó de ser un compositor como Haydn o Mozart, sumamente apegado a las formas establecidas de la composición, con reglas muy específicas y caminos muy fijos para lograr la expresividad, a un espíritu mucho más libre, espontáneo y rico en emociones.
Es muy probable, de hecho, que sus obras más conocidas (la Quinta y la Novena sinfonías, la sonata para piano llamada coloquialmente “Claro de luna”, entre otras) lo sean justamente porque consiguieron cautivar al público ya no desde la “racionalidad” o lo intelectual, sino más bien desde la emoción pura. Al escuchar esas u otras piezas del periodo romántico de Beethoven inevitablemente sentimos algo, incluso si nunca antes hemos tenido contacto con la llamada música académica, y es a partir de ese sentimiento que la experiencia estética tiene una oportunidad de suceder.
Con motivo de los 250 años del nacimiento del genio de Bonn están previstas múltiples celebraciones en todo el mundo. Conciertos, exposiciones y lanzamiento de discos con interpretaciones renovadas son algunas de las actividades previstas para festejar a Beethoven y, por supuesto, dar a conocer su obra.
A este respecto vale la pena recuperar parte del artículo "Beethoven Again" de William Robin, publicado en la revista The New Yorker en enero de 2014, en el cual el autor señala la importancia decisiva que tuvo la obra de Beethoven para forjar la escucha de música académica tal y como la realizamos hoy en día. Hasta antes de Beethoven, dice Robin, era muy poco común que durante un concierto se interpretara una sinfonía completa, por ejemplo, o que un pianista, un dueto o un cuarteto de cuerdas, entre otros, decidieran ejecutar el ciclo completo de piezas escritas por un compositor para sus respectivos instrumentos, cuando hoy en día y al menos desde hace un siglo estas son prácticas comunes y frecuentes.
¿Pero por qué Beethoven contribuyó incluso a moldear la manera en que escuchamos música? En parte, por la evolución de su genio a la que aludimos anteriormente. "El compositor no sabía que iba a escribir una novena sinfonía cuando escribió la primera", dice Robin, lo cual apunta hacia la progresión que tiene por sí mismo un gran interés de un creador que fue encontrando nuevos caminos a su talento de la mano de sus experiencias de vida. Escuchar todas sus sinfonías, por ejemplo, sus sonatas o sus cuartetos para cuerda, bien puede compararse a una especie de viaje tanto por el tiempo como por la vida interior de un genio, pues lo mismo encontraremos ecos de entusiasmo que de dolor, de tristeza, de melancolía, de esperanza y de un profundo amor por la vida. Ese, sin duda, es el corazón del genio de Beethoven.
Para conocer la obra del genio, compartimos la siguiente playlist con el catálogo completo de las obras conocidas de Beethoven, ordenadas cronológicamente. El trabajo es obra de Ulysses’ Classical, usuario de Spotify que ya desde los años del inicio de los blogs había destacado por su conocimiento de la música clásica.
Invitamos a nuestros lectores a estar atentos a nuestras publicaciones al respecto, pues con motivo de este aniversario compartiremos con gusto datos sobre Beethoven, reseñas de intérpretes, sugerencias de grabaciones y otras recomendaciones afines.
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