Como si se tratara de una especie de hermosos monstruos deformes, la artista Kate MccGwire ha creado una serie de esculturas hechas con plumas de aves que evocan las formas de las serpientes.
Pese a la sensación de oscura taxidermia, la artista ha obtenido su material de granjas locales, corredores de palomas y simplemente de sus recorridos en la naturaleza. En otras palabras, no han muerto aves para la realización de estas obras. Muchas de las plumas de estas esculturas provienen de faisanes, gallos o urracas locales.
La serie evidentemente juega con la atracción iridiscente de las aves y sus plumas y la repulsión-fascinación ante las serpientes que evocan las esculturas. Y también, podemos decir, con la unión arquetípica de estos dos animales que existe en numerosas culturas. Una serie de lo que podemos llamar "Quetzalcóatls" o "dragones" enrollados.
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