El narcisismo es considerado uno de los trastornos más comunes de nuestra época, seguramente por una mezcla entre el surgimiento del individualismo moderno y la pérdida de centros comunitarios como grandes referentes, y también por las redes sociales, en las cuales la imagen personal es vista como un capital expuesto constantemente en vitrinas. Carl Jung escribió que en nuestra época los dioses se habían convertido en enfermedades, y tal es el caso puntual del "narcisismo", la cualidad de Narciso, el estado narcótico de infatuación con la imagen propia o la extensión de la imagen (en un artículo reciente analizamos el mito de Narciso desde la lectura que hace Marshall McLuhan).
De cualquier manera, resulta obvio que nuestra cultura está obsesionada con la autoimagen y que esto tiende a ser patológico. La doctora Karyl McBride, quien ha estudiado durante 25 años el narcisismo entre hombres y mujeres, distingue ciertas características del narcisista que son realmente dañinas para él mismo y su entorno. En líneas generales, el diagnóstico de un narcisista puede realizarse a partir de estos nueve rasgos, con los cuales se puede clasificar a una persona como propiamente narcisista. Hay que decir que tener sólo algunas de estas características no indica que un individuo será clasificado como narcisista por un psiquiatra, sino que es el conjunto de las mismas lo que define a un narcisista. Igualmente, cabe mencionar que este desorden mental es de "espectro", es decir, puede presentarse en un menor grado en gran parte de la población sin ser realmente patológico. Los narcisistas:
1. Presentan una sobreimportancia del yo: exageran su talento y logros, y esperan ser considerados como superiores por sus logros.
2. Tienen una ambición desmedida por fantasías de éxito, poder, belleza o amor ideal.
3. Creen que son personas muy, muy especiales y únicas (y que sólo serán entendidas por personas tan únicas y especiales como ellos).
4. Exigen mucha admiración (los que están a su alrededor quedan exhaustos, ya que el narcisista demanda que le llenen un vacío emocional).
5. Creen tener derecho a un trato privilegiado o al cumplimiento automático de sus expectativas.
6. Se aprovechan de los demás para cumplir con sus objetivos.
7. Le dan mucha importancia a las apariencias, pero son incapaces de sentir empatía.
8. Tienen un sentimiento sistemático de envidia por otros, o la convicción continua de que otros los envidian.
9. Son muy arrogantes; tienen necesidad de hacer sentir menos a otros para sentirse más ellos.
Imagen: Netflix