Una de las cualidades esenciales de la fotografía es su capacidad de capturar el instante. En cierto sentido, esa es su magia y también el motivo por el cual nos fascina tanto. Frente al tiempo que transcurre sin detenerse, frente a la vida que corre paralela y ante los hechos que empiezan y terminan pero no se detienen, la fotografía es una pequeña trampa que nos permite conservar algo de eso siempre en fuga.
Quizá por eso el trabajo que ahora presentamos de Hiro Chiba sorprende tanto. Chiba es una joven artista originaria de Japón que recientemente comenzó un proyecto que podría parecer simple pero al mismo tiempo es profundamente elocuente: revelar sus fotografías en hojas caídas de árboles sirviéndose de los rayos del Sol.
Aunque bellas por sí mismas, las fotografías adquieren por ese método otro significado. De alguna manera, es como si aun en su captura del instante se mostrara que no escapan a la condición efímera del mundo.
“Tengo miedo de olvidar, pues la memoria ha formado lo que soy. Estas piezas son como una proyección de mi memoria. Una puerta abierta hacia un recuerdo preciso”, explicó Hiro en esta entrevista para el sitio Japanization.
La técnica con la cual revela las imágenes es relativamente secreta. Hace algunos años, el fotógrafo vietnamita Binh Danh realizó un trabajo similar llevando imágenes de la guerra que se libró en la década de 1970 en su país igualmente a hojas de árboles. Para tal fin, Danh desarrolló un procedimiento propio que no quiso hacer de conocimiento público.
Sea como fuere, el resultado es profundamente admirable. Los rayos del Sol, la hoja del árbol, el proceso de impresión de la imagen… Por un lado, la vida; por el otro, el tiempo; y en medio de ambos, la existencia humana.