Los vínculos emocionales son ciertamente complicados, en especial cuando nuestra brújula interna se deja guiar por un oscuro inconsciente y una pobre comunicación. De hecho, se llega a sentir como si una y otra vez cayéramos en las manos de las parejas más frías, crueles, abusivas y tóxicas; sin embargo, en realidad y según la teoría psicoanalítica, se trata de un proceso introspectivo del inconsciente cuyo principal objetivo es el aprendizaje, la evolución, el bienestar de una persona. Es decir, es un método bastante irónico, que coloca al individuo frente a sus mayores miedos una y otra vez hasta que aprenda a superarlos y a desarrollar nuevas herramientas para vincularse saludablemente.
Desgraciadamente, los patrones suelen ser difíciles de quebrantar y cambiar. No basta tan sólo darse cuenta de que uno suele estar atraído por cierto tipo de personalidades o que repite patrones hasta el infinito, se requiere todo un trabajo personal si lo que se desea es dejar de sentir algo por ese crush o esa relación que no funcionó o evitar ciertas conductas que resultan tóxicas en la vida personal. Algunos terapeutas recomiendan empezar por estas tres acciones.
Recontextualizar
Se trata de una nueva propuesta sobre la manera en que uno se cuenta lo que está pasando en el exterior. Es decir, en vez de estrellarse contra la pared con preguntas como: “¿por qué no me deja ir en paz y siempre tiene que regresar?”, hay que aclararse que él o ella siempre regresa porque uno siempre le abre la puerta, al haberlo estado esperando inconscientemente. El reframing (que puede traducirse como reconsiderar el contexto en que ocurre una situación) es una técnica psicológica de terapia breve para desmentir todas aquellas creencias irracionales que nos decimos sobre nosotros mismos, y funciona al poner en perspectiva las acciones tanto del otro como de uno frente a ellas.
Aprehender, no reprimir
Para Carl G. Jung, uno de los padres del psicoanálisis, el ser humano posee características emocionales en la luz y la sombra, y para alcanzar una mayor madurez general –y desarrollar la Persona– es importante abrazar ambas. Es decir, comprender y aceptar que se tienen cualidades y defectos, lo cual permite estar en el mejor dominio de uno a la hora de enfrentar diferentes circunstancias cada vez más complicadas.
De modo que cuando se trata del crush o la pareja, es recomendable realizar un proceso de introspección en el que se desarrolle un mayor entendimiento en torno a la atracción a ese tipo de personalidad. Por ejemplo: ¿acaso tenemos miedo de ser abandonados y por lo tanto actuamos mediante los celos o elegimos a personas con miedo al compromiso?, ¿tenemos miedo de que nadie nos ame realmente y, por ello aceptamos la atención de personas que son lo opuesto de nosotros? o ¿tenemos miedo de que la pareja se dé cuenta que no somos “suficiente” y, debido a ello, la mantenemos a distancia? Cuando uno dilucida las verdaderas causas del crush, es mucho más fácil moldear el miedo al replantearlo con el método del reframing; es mucho más sencillo tomar decisiones desde la sabiduría del inconsciente; y, sobre todo, es mucho más fácil dirigir las acciones hacia un proceso de autocuidado, alejándose de las personas tóxicas y permitiéndose un amor del cual uno se cree merecedor.
En caso de que se intente reprimir este tipo de vida emocional inconsciente, lo más probable es que aparezca una y otra vez mediante creencias irracionales para atemorizar el aquí y el ahora. De alguna manera, la solución se encuentra en abrir una caja de Pandora personalizada para permitir una curación paulatina.
Comprender qué se gana con ese vínculo
Como si se tratara de una lista de “pros” y “contras”, verbalizar aquello que se sienta bien o mal de ese vínculo facilita la labor de cercanía o lejanía. Incluso hay ocasiones en que lo que uno recibe de ese vínculo puede tener beneficios inconscientes; por ejemplo, el desapego del crush puede estar satisfaciendo los miedos del inconsciente y, por lo tanto, reactivar un círculo autodestructivo, de modo que es importante comprender las causas por las que mantenemos cerca a esa persona que no forzosamente puede ser una compañía saludable…
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