En la actualidad proliferan todo tipo de talleres, cursos y supuestas iniciaciones que hacen referencia al sexo tántrico, ya sea de extracción hindú o budista o incluso sin ninguna referencia a estas religiones dentro de un contexto new age. Se suele prometer en un fin de semana penetrar el misterio del éxtasis sexual tántrico. Revistas del corazón atraen al público con tips para lograr derretir a sus parejas con técnicas de sexo tántrico... Juntar las palabras "sexo" con "tantra" parece ser la receta infalible para tener éxito en el mercado de la espiritualidad moderna - se sugiere que no sólo estamos hablando de placer, sino de placer espiritual y de supremo placer espiritual no dual multiorgásmico etcétera. Hay que decir, si esto no es ya evidente, que estas enseñanzas no son en realidad tántricas -de hecho cualquier taller de sexo tántrico, por definición no es tántrico, puesto que para serlo debería de ser parte de una tradición tántrica y las tradiciones tántricas no enseñan prácticas que tengan que ver con el sexo más que a practicantes muy avanzados que han sido iniciados antes por un maestro calificado y que han cumplido ciertos pasos dentro de un sendero. Como ha dicho un maestro budista: el tantra que se enseña en el mercado espiritual contemporáneo no es más que new age soft core porn y practicar este tipo de disciplinas sin ser parte de una tradición genuina es un poco como comer tacos mexicanos en un restaurante de comida rápida en Estados Unidos, hay un vago sabor, pero nunca saben igual.
Hay que decir que las tradiciones tántricas ya sean hindúes o budistas son escuelas esotéricas milenarias (el tantrismo ha sido documentado a partir del siglo 6 más o menos,) que surgen sobre el fondo de religiones establecidas, con la característica esencial de emplear el cuerpo -y la energía sutil- como centro del despertar, es decir, con el cuerpo como el espacio mismo del trabajo espiritual (es en el cuerpo y sólo en el cuerpo donde ocurre la liberación, el moksha o el cuerpo de luz vajra). Esto y las presentaciones simbólicas de deidades en unión sexual -que representan complejos sistemas simbólicos utilizados en la meditación- han hecho que de manera superficial se considere que el tantra trata esencialmente de sexo (algunos incluso los usan como sinónimos). Esto esta muy lejos de acercarse a la realidad. El tantrismo -aunque es una categoría establecida por los académicos occidentales- tiene características básicas, sin las cuales no se puede hablar de tantra, entre ellas están, por supuesto, el estudio central de ciertos textos (los tantras) particulares a cada tradición, los cuales generalmente son considerados revelaciones de divinidades o de practicantes que han alcanzado un estado de realización que les permite acceder de alguna manera a estos textos, que en la tradición tibetana suelen considerarse las enseñanzas esotéricas del Buda primordial o alguna de sus emanaciones. Otra característica, es la necesaria iniciación (abhisheka) por parte de un maestro tántrico que tiene un estado de realización y que es depositario de un linaje de prácticas específicas ligadas a ciertas deidades. Por último hay que mencionar que la palabra tantra significa "continuidad" o "engarce", esto es el hilo continuo de una tradición secreta que busca reconocer y experimentar aquello divino e indestructible que existe de manera prístina en el cuerpo humano, que es de hecho la realidad sin tapujos u oscurecimientos.
El Dalái Lama sobre el sexo tántrico
Es importante aclarar todo esto debido a que en el nombre del tantra se realizan numerosos abusos y estafas. Muchos maestros suelen seducir a sus alumnas argumentando que lo que están haciendo es tántrico. Pero, como hemos dicho anteriormente, no puede ser sexo tántrico si antes no has dominado diversas prácticas dentro de una tradición como puede ser el vajrayana o el shivaísmo de Cachemira, etc. Para evitar abusos de poder es importante tomarse el tiempo de elegir un buen gurú o lama y entender bien los preceptos y principios de cada tradición.
Aunque en tiempos pasados en el Tíbet estaba prohibido dar a conocer información sobre el tantra y prácticas como el dzogchén, el Dalái Lama en tiempos recientes ha preferido divulgar información sobre estas prácticas iniciáticas argumentando que, debido a que es imposible evitar que se difunda información sobre el tantra, la cual en la mayoría de los casos no tiene un verdadero conocimiento del tema, para evitar mayor desinformación, ha preferido él mismo escribir textos aclaratorios y respaldar textos de otros maestros tibetanos que también proveen información autoritaria. En el budismo tibetano tántrico, la práctica sexual aparece dentro de uno de los vehículos superiores conocido como Anuttara Yoga Tantra, bajo el término karmamudra (el sello de la acción; la pareja o consorte es considerada el vehículo hacia el sello o unión con la totalidad a través de la sabiduría de la vacuidad). Esta práctica es sólo uno de los yogas que se realizan en las etapas avanzadas, considerado por algunos el más importante, Entre otras cosas, antes de practicarlo, las personas involucradas deben de tener control total de la emisión orgásmica. Y como se ha dicho también, deben de haber trascendido el deseo sexual y el apego al placer. Algunos practicantes prescinden de una pareja física y utilizan una consorte meditativa de sabiduría (jnanamudra), que es visualizada. En el libro The Gelug/Kagyu Tradition of Mahamudra, el Dalái Lama explica esto:
Para lograr que se manifieste completamente una mente de luz clara coemergente, debemos primero eliminar o detener todos niveles más burdos de los vientos-energías [prana, rlung] y de la mente. Para hacer que estos niveles burdos de los vientos-energías y de la mente no predominen, debemos de generar una profunda conciencia de dicha. Para generar esta conciencia de dicha, suficientemente poderosa e intensa, la mayoría de las personas necesitan de un mudra, una pareja física que selle [el cuerpo es sellado como un recipiente perfecto de la energía divina]. La razón por la cual las formas centrales de budas en mandalas y sus universos simbólicos en la clase de anuttarayoga tantra aparecen en el aspecto de padre y madre en unión (yab-yum) es para indicar esta necesidad.
Hay una gran diferencia ente apoyarse en una pareja (mudra) con conciencia plena de que lo que se hace es sólo para proveer una fuente y circunstancia para desarrollar esta gran conciencia dichosa, y apoyarse en alguien como forma de transgredir la práctica. Es por esto que solamente a los practicantes especialmente calificados y muy avanzados en la fase de compleción del anuttarayoga tantra, que han entrenado en las prácticas de los canales de energía sutil y sus vientos, y que los han amaestrado, se les permite practicar con un karmamudra físico, una pareja que sella su comportamiento. Es debido a que estos practicantes han dominado sus vientos-energías y canales que no se exponen al peligro de experimentar la dicha de la emisión orgásmica que impediría o destruiría la dicha plena y profunda de la conciencia. Estos practicantes sólo emplean sus cuerpos vajra externos como instrumentos mecánicos para intensificar la conciencia dichosa de la vacuidad que ya han alcanzado antes.
Como se puede apreciar estas explicaciones son altamente técnicas y no harán mucho sentido a quien no es ya un practicante tántrico. Lo cual refuerza el hecho que hemos mencionado antes, por más cool y deseable que parezca, el sexo tántrico no es algo que uno pueda buscar practicar como otra experiencia más en el casi infinito mercado de experiencia y ni siquiera algo que podamos elegir querer hacer como un motivo espiritual, ya que si esta es la motivación por default es altamente probable que no se logre el cometido -siendo que el karmamudra es lo que se hace cuando el deseo se ha trascendido. Como sugiere el Hevajra Tantra, se utiliza el deseo pero para eliminar todo deseo (y las cadenas que el deseo -generador de karma- produce), y ya sin deseo se emplea una cierta dicha que es intensificada por el sexo para eliminar los últimos obstáculos en el cuerpo energético, sobre la base de la sabiduría de que el individuo no tiene una realidad independiente separada, por lo cual no se identifica con la dicha ni con la aparente fuente de esa dicha.
El Dalái Lama en el mismo texto señala que para practicar sexo tántrico es necesario tener tres tipos de discernimiento. En el karmamudra los practicantes se visualizan en formas de budas o deidades -pero estas deidades también son sostenidas con la sabiduría de que también están vacías. Se visualiza el habla o la palabra como expresión de "la mente de luz clara que es inseparable de la dicha y la vacuidad, simbolizada por las sílabas semillas de las cuales surgen los órganos sexuales en forma purificada". Es decir, toda palabra, todo sonido es considerado mantra, y el mantra es surtidor de formas divinas que purifican la existencia. Y, además, se "entiende que la mente siempre ha sido la luz clara primordial que coemerge de manera simultánea con cada momento como una conciencia dichosa que es inseparable de ser también una conciencia discriminatoria de la vacuidad". De hecho, señala el Dalái Lama, practicar sexo tántrico sin mantener estos tres discernimientos es una violación de los votos tántricos -algo que para el budismo es digno de una reencarnación infernal.
El académico Jeffrey Hopkins, uno de los traductores del Dalái Lama, aclara esto que hemos traducido anteriormente, diciendo que en el más alto tantra, "el uso del deseo en el sendero está explícitamente supeditado a aumentar la conciencia de sabiduría entendiendo la vacuidad". El entendimiento de la vacuidad, particularmente en el linaje gelug y un tanto en el kagyu, es considerado como la cumbre de la práctica. Entendiendo la vacuidad, la ausencia de un yo inherente separado e independiente y la vacuidad misma o interdependencia de todos los fenómenos que coemergen simultáneamente -siendo su coemergencia "el beso de la dicha-vacuidad", en palabras de Tsongkhapa- es imposible que exista deseo, lujuria o apego o demás conductas contaminantes que suelen aparecer en relaciones inmaduras. Tomando en cuenta lo anterior, uno puede seguir jugando a que el sexo que tiene o que su práctica espiritual son tántricas, pero esto sólo será un juego, una ilusión que dificulta la verdadera sabiduría y la libertad que ésta conlleva.