Comulguemos o no con el nudismo, se trata sin duda de una postura frente a la existencia cuyos argumentos vale la pena conocer. El nudismo, en cierta forma, es algo más que “sólo desnudarse” y, al mismo tiempo, es nada más que eso.
Es algo más porque en su mejor expresión implica una reflexión sobre el cuerpo y la idea que nos hacemos de él a partir de la cultura en que nos formamos. De todas las personas que se sienten incómodas con su cuerpo, por ejemplo, ¿cuántas de ellas se sentirán así porque aprendieron a avergonzarse de su figura? Personas delgadas, con sobrepeso, ancianas, con determinado color de piel, con cierta complexión… En muchos casos, sin importar la circunstancia, la relación que se tiene con el cuerpo está marcada por el conflicto y la dificultad.
En este sentido, muchas de las iniciativas que se relacionan con el nudismo son una invitación a hacernos preguntas relacionadas con este asunto.
Hace un par de semanas, en París abrió el primer parque nudista de la capital francesa, en el emblemático Bois de Vincennes, el parque público más grande de París (su superficie es de 995 hectáreas). Este, sin duda, es uno de los primeros espacios públicos en medio de una gran ciudad en donde está permitido desnudarse.
La iniciativa fue impulsada, entre otros, por la Asociación de Naturistas de París, y su objetivo es contar con un área para apreciar la naturaleza en plena libertad. De este modo, al sentirse en desnudez absoluta frente a un ente que, como la naturaleza, siempre está desnudo, sin imposiciones de ningún tipo, es inevitable que surja un vínculo de respeto y admiración.
Esta área dedicada al “naturismo” estará abierta al público hasta el 15 de octubre y, vale la pena mencionar, está resguardada de voyeristas, exhibicionistas y otros personajes afines, que de ser sorprendidos en actividades ilícitas podrían ser condenados a pagar una multa de hasta 15 mil euros o pasar 1 año en la cárcel.