Los ayunos, tan socorridos para purificar el cuerpo dentro de la medicina tradicional y las tradiciones devocionales, han cobrado validez científica en los últimos tiempos. Se sabe que al entrar el cuerpo en ketosis y empezar a consumir sus reservas de glucosa (después de más de 12 horas sin consumir alimento) se produce un estrés que estimula al cerebro y se empiezan a generar factores neurotróficos o neurotrofinas, una familia de proteínas que promueven la sinaptogénesis y la neurogénesis, es decir, mejoran las conexiones y ayudan al crecimiento de neuronas. En cierta forma el ayuno genera los mismos beneficios que someter al cerebro a retos como tocar un instrumento musical, aprender un idioma nuevo o hacer ejercicio. Estos beneficios pueden cosecharse con sólo practicar ayunos intermitentes, de más de 12 horas.
Sin embargo, los ayunos prolongados parecen tener efectos sumamente interesantes en el sistema inmune. Estudios del profesor Valter Longo, de la Universidad del Sur de California, sugieren que cuando se ayuna por 3 días se presenta una pequeña revolución de células madres que producen toda una serie de nuevas células blancas, las cuales son esenciales en la regeneración del sistema inmune.
Esto es comparado con una especie de switch que empieza un proceso de completa regeneración: "Da el OK para que las células madre proliferen y reconstruyan todo el sistema", dice Longo. Durante el ayuno el cuerpo se deshace de las partes ineficientes o dañadas, según Longo. Esto es altamente prometedor para personas que han recibido quimoterapia.
El efecto de regeneración es provocado porque el sistema intenta conservar energía al ayunar, y para hacerlo empieza a reciclar células inmunes que ya no son necesarias o están dañadas. Longo notó que con 72 horas de ayuno se producía un efecto que puede proteger a los pacientes del impacto tóxico de la quimoterapia.
Ya que para la mayoría de los seres humanos ayunar 72 horas es algo difícil de lograr, Longo ha desarrollado un plan de alimentación de 5 días que mimetiza los efectos del ayuno.
Hay que mencionar que algunos científicos, a su vez, se han mostrado reticentes sobre los resultados de Longo.