Los estoicos fueron bien conocidos por dominar el arte de ser invulnerables, es decir, mantener un estado de ánimo neutral y alegre a pesar de cualquier peripecia o evento adverso que se les pudiera presentar sin importar lo grande o pequeño que fuera.
Un ejemplo formidable de esta filosofía es el emperador romano Marco Aurelio cuyo mandato en la gran Roma transcurrió entre invasiones germanas, ataques de oriente y una gran revuelta en varias provincias. Gracias a su disciplinado comportamiento, este emperador llevaba cuenta de sus reflexiones y pensamientos más profundos en su diario al que llamó sencillamente Meditaciones. El libro es fuente de gran sabiduría y ha sido apreciado durante varias épocas por gobernantes, hombres de poder y personas de todas clase; en él virtió algunos de los consejos más sabios para poner en práctica el estoicismo día a día.
Hemos seleccionado 8 de estos consejos que todos deberíamos poner a consideración al menos:
La gente será grosera
En ningún momento podremos estar rodeados únicamente de aquellos que nos hagan sentir bien, debemos prepararnos para confrontar la vida como es, no como quisiéramos que fuera y eso incluye la forma de actuar de otros.
Tenemos poder sobre nuestra forma de estar
Para los estoicos nada tiene un valor en sí mismo, todo lo que sentimos respecto a las cosas son la forma en que hemos elegido sentirlas.
Si la opinión que tienes de ti mismo significa más para ti que la opinión que otros puedan tener de ti, no te sentirás degradado si alguien no la comparte.
La bondad es la mejor arma
Todas las actitudes tienden a perpetuarse en quien las practica con el grado de intensidad con que lo hace. Si actuamos con bondad cada vez, los amables nos agradecerán y los que no lo son serán desarmados pues no esperan esa respuesta de nadie.
Toda acción define quiénes somos
Las elecciones que hacemos a diario para con otros moldean nuestro ser, cada una tiene repercusiones tanto en quien las recibe como en quien las comete.
La inmovilidad es otra forma de hacer daño, a veces no decidir es peor que decidir erróneamente. El amor propio se construye también con el amor que uno profesa por los demás.
La tolerancia está en no juzgar
Todos formamos parte de una compleja red que nos ata a los demás, no podemos escapar y el aislamiento sólo nos hará llevar una vida poco digna de ser vivida. Mirar con compasión a otros nos permite abandonar o atenuar nuestros juicios sobre ellos.
Todo es pasajero, en especial nuestra propia vida. Todos falleceremos de un momento a otro.
Hay que saber compartir y enseñar pero eso no nos hace responsables de los demás. Debemos responsabilizarnos solamente por nosotros mismos. Intentar cambiar la manera en que otros se comportan para adecuarla a lo que esperamos de los demás sólo nos conducirá a la infelicidad pues las acciones de los otros y sus consecuencias son suyas.
El resultado de nuestros esfuerzos es pasajero
No importa cuál sea tu objetivo, no importa cuáles sean tus metas. Las alcances o no, estás condenado a perder todo lo que construyas y obtengas. Nunca ha sido distinto.
La belleza de vivir está en que nada permanece quieto, todo cambia y de un momento a otro, desaparece.
La paz que necesitas está en ti
Los estoicos hablaban del alma como una “ciudad interna” a la que podemos llegar siempre que lo deseemos. Aquí habitan las sensaciones de calma y quietud que todos llevamos por dentro. También encierra las respuestas que tanto buscamos fuera.
Sólo tenemos una oportunidad para vivir
La existencia está llena de luz y de oscuridad. Uno de los miedos que más han esclavizado al hombre desde siempre es el temor a morir. La muerte no debería ser una sombra atemorizante que acompaña a nuestros pasos, antes bien puede ser una luz constante que nos recuerde nuestra propia finitud.
En palabras del poeta español Antonio Machado: “La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”.
Nada está asegurado, la fragilidad de la vida también debería motivarnos a vivirla lo mejor posible.