En los últimos meses han surgido movimientos importantes a favor de la normalización de la menstruación. El objetivo es dejar en claro algo: el período menstrual de una mujer no debería avergonzarnos pese a que la cotidianidad cultural se atreva a decir que es sucio, asqueroso y algo que debe mantenerse en secreto.
Frente a esto artistas, científicas y personalidades públicas han desarrollado proyectos que promuevan un acercamiento más real y natural a los procesos humanos del cuerpo. Un ejemplo de ello es un estudio realizado en el Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences de Leipzig, en el cual se demostró que el ritmo de los niveles de estrógeno durante período menstrual altera el hipocampo –región del cerebro que regula la memoria, el estado de ánimo y las emociones.
Esto quiere decir que mes con mes, la mujer experimenta altas y bajas hormonales durante el ciclo menstrual que no sólo influyen en la fertilidad sino también en la estructura cerebral y las fortaleza de las habilidades cognitivas. En palabras de Claudia Barth, primera autora de la investigación, existe "un paralelismo entre el incremento en los niveles de estrógeno durante la ovulación y el incremento en el volumen del hipocampo –el volumen tanto de la materia gris como de la materia blanca". Esto se traduce en una alteración del estado de ánimo y las emociones, facilitando la integración y comprensión de nueva información del exterior.
De alguna manera los altos niveles de estrógeno promueven la inteligencia cognitiva y, por lo tanto, una especie de sensibilidad ante los estímulos del exterior. Si bien algunas mujeres pueden sentir el período de manera intensa (calificándose ello como síndrome premenstrual), la realidad es que, según este estudio, dicha intensidad puede relacionarse con una mayor actividad cognitiva en el cerebro. Así que, ¿podrá la química causada por la menstruación convertirse en una herramienta para promover e incrementar la inteligencia de las mujeres?