Encuentran esvásticas de hace 11 mil años: el símbolo universal

La esvástica es uno de los símbolos más universales que existen. El hecho de que haya sido cooptado y descontextualizado por el nazismo le hace poca mella a este símbolo que está ligado en su término exotérico con la paz, la continuidad y lo auspicioso (el término sánscrito svastika literalmente significa "auspicioso" o "pacífico"; se pronuncia "suástica"); en su aspecto esotérico está ligado con la eternidad o con la intersección entre lo eterno y lo temporal o lo absoluto y lo relativo.

Recientemente un equipo de investigadores hindúes dio a conocer que existen trazos de este símbolo que datan de hace más de 11 mil años. El grupo de cinetíficos basados en Kharagpur ha rastreado también la forma en la que el símbolo migró a diferentes pueblos (se ha encontrado en antiguas civilizaciones en Asia, en Europa, en el Pacífico, en América y demás), así como la mención que se hace de él en los Vedas. Los descubrimientos indican que la esvástica es un símbolo anterior a la civilización aria que conquisto el valle Indo. El investigador Joy Sen dijo que se encontró la forma geométrica de la esvástica madura en forma de sellos que datan del tiempo pre-Harappa.

La esvástica es una cruz con los brazos doblados en ángulo recto y que puede representarse en dextrógiro o levógiro. Está por supuesto vinculada con la cruz y con la cruz gamada y a grandes rasgos simboliza lo mismo, aunque evidentemente cada cultura le imprime su sello particular. En el budismo la esvástica simboliza también la eternidad o el giro de la rueda del dharma (que trasciende el tiempo) y es una de las marcas del Buda. Se suele representar al Buda con una esvástica en el corazón, lo cual en el budismo chino es un signo de la mente-corazón del Buda y las 10 mil cosas (símbolo del todo o del infinito) que se manifiestan en su conciencia. 

El esoterista francés René Guénon mantiene que la esvástica, al igual que la cruz, simboliza el axis mundi o polo o centro que es el principio ubicuo y generador de toda la vida, la fuente a la cual todo retorna.

En el Timeo, Platón escribe que el demiurgo creó el movimiento celeste tomando el alma del mundo y dividiéndola en dos círculos, el círculo de lo mismo y el círculo de lo diferente, y unió ambos con un patrón de X o cruz (chiasmus). El doctor Aaron Cheak explica que es "el vínculo entre lo eterno y lo transitorio... este chiasmus define la paradoja de la intersección de la materia y el espíritu, el fuego y la tierra. Es el punto espiritual en el mundo material y el punto material en el mundo espiritual". En el cristianismo Cristo es simbolizado por la cruz y, de manera análoga a lo que sugiere Platón, Cristo es también aquello que une el cielo con la tierra o la intersección entre la eternidad y el tiempo. El alma del mundo se imprime en el espacio como una cruz o una esvástica, que es justamente el movimiento de lo inmóvil, la proyección de la eternidad en el tiempo.

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