Si bien los antibióticos, según los especialistas, son en buena medida responsables de que las expectativas de vida hayan crecido significativamente durante el último siglo, lo cierto es que también tienen un lado oscuro y falible, y con ello no sólo nos referimos a la industria farmacéutica que ha lucrado de forma masiva con la venta de antibióticos alrededor del mundo o al hecho de que son una de las piedras angulares de una filosofía médica que apunta a lo reactivo más que a lo preventivo. En realidad nos referimos, en esta ocasión, a que probadamente las bacterias que se combaten vía antibióticos van desarrollando tolerancia a estas sustancias hasta terminar siendo inmunes.
Hace unos meses se registró en Nevada, Estados Unidos, la muerte de una mujer de 49 años a causa de una misteriosa bacteria que adquirió en una herida mientras fue tratada en la India por una ruptura de pierna. Recientemente se ha confirmado que se trata de de una enterobacteriaceae resistente a los carbapanemas, es decir que, en palabras simples, es una bacteria resistente a todos los antibióticos. Esto obviamente pone en la mesa la discusión en torno a la utilidad de los antibióticos y sobre todo a su futuro, ya que si bien se trata de un caso aún aislado es evidente que la tendencia apunta a la acumulación de tolerancia por parte de las bacterias que hoy combatimos con estas sustancias, hasta que eventualmente se hagan por completo inmunes al abanico existente. Al respecto, un artículo publicado en la revista de la Sociedad Americana de Microbiología advierte que este caso "anuncia el advenimiento de bacterias resistentes a todos los antibióticos".
Este caso sugiere una urgente revaloración de los antibióticos y sirve como argumento de aquellas voces que claman por la necesidad de reemplazar nuestra medicina "antibiótica" por sustancias menos agresivas con el cuerpo y que no vayan perdiendo su potencial curativo ante las bacterias que combaten. De hecho, llama la atención que oficialmente no se haya atendido este asunto con la gravedad que amerita.
Mientras tanto, como dice Bruce Y. Lee en Forbes:
Una infección seria de esta bacteria puede matarte sin importar cuán rico o famoso seas, qué apps tengas en tu teléfono o qué redes sociales visites, qué clase de muros construyas, cuántas armas nucleares poseas y cuántas otras medicinas, procedimientos, hierbas, suplementos, ajustes quiroprácticos, estiramientos faciales, bebidas de orina, tratamientos con sanguijuelas, sesiones de crioterapia o a cuántos masajes te sometas.