Tres sencillas técnicas budistas para tener sueños más claros y lúcidos

Una importante práctica dentro del budismo tibetano es el yoga de los sueños, el cual consiste de una serie de técnicas cuya función es preparar para la muerte (o los estados intermedios), así como también descubrir la naturaleza de la mente. El budismo tibetano considera que tanto los fenómenos que ocurren en la vigilia como los que ocurren en el sueño están vacíos, esto es, no tienen una realidad inherente o independiente de nuestra propia mente. Así el  yoga de los sueños es un entrenamiento para reconocer que también la vigilia es como un sueño y así poder establecer un estado de conciencia continua --entre la vigilia y el sueño y entre la vida y la transferencia de la muerte.  

La práctica esencial que recomendamos aquí, la cual es común a diferentes escuelas del budismo, es realizar una visualización o una concentración en un punto del cuerpo antes de dormir. Esto nos prepara para cruzar el umbral de una manera más lúcida y serena.

El Dálai Lama en su libro Sleeping, Dreaming and Dying señala que es importante tener una dieta apropiada para nuestro metabolismo si queremos lograr cierta claridad onírica. En la medicina tibetana se habla de un metabolismo dominado por el viento, la bilis o el flema. Y en general se recomienda no comer mucho (entre monjes budistas se evita la cena). Esto es el preparativo que menciona el Dalái Lama, para luego dar la instrucción de llevar la atención a ciertos puntos del cuerpo que corresponden con centros energéticos una vez que nos preparamos para dormir. Las concentraciones se dividen en tres puntos, en el entrecejo, en la garganta y en la zona genital o umbilical: 

Antes de quedarte dormido, dirige tu atención al entrecejo. Pero, si tu sueño es demasiado ligero, esto puede actuar como un obstáculo en el logro de la práctica. Para mantener un sueño más profundo, debes de ingerir comida más pesada y antes de quedarte dormido debes de dirigir tu atención a tu centro energético vital a la altura del ombligo o de los genitales. Si tus sueños no son muy claros, al quedarte dormido dirige tu atención al centro de la garganta. 

Así tenemos tres puntos para los diferentes tipos de practicantes, los cuales pueden intercalasre para encontrar cuál nos funciona mejor. El Dálai Lama luego señala que es importante tratar de reconocer "el sueño como sueño", es decir hacerlo lúcido, lo cual es una práctica central del budismo tibetano. Una vez que se ha logrado reconocer el sueño como sueño, el yoga de los sueños instruye que se debe focalizar la atención en el centro del corazón del cuerpo onírico. Se lleva la energía al canal central y se puede entonces producir una experiencia de la luz clara en los sueños --la luz clara es la conciencia primordial no-dual, que constituye nuestra verdadera naturaleza.

El maestro de dzogchén Namkhai Norbu en el libro The Cycle of Day and Night recomienda una técnica similar: "Justo antes de quedarte dormido, visualiza una letra A o una esfera (thig-le, en tibetano) de cinco colores iridiscentes en el espacio entre tus cejas... Visualizamos esto en el entrecejo porque nos brinda automáticamente control de nuestras energías vitales o pranas". La visualización debe de hacerse de tal forma que no inhiba el sueño, pero que sí logre una visualización clara y brillante. El resultado de esto es que el practicante entrará en el sueño de una manera alerta y relajada, manteniendo su conciencia sin la contaminación de los pensamientos discursivos. Esto puede hacer que se integre un estado de presencia pura con el sueño, lo cual se llama la luz clara natural (rang-bhizin' od gsal, en tibetano) y significa que el practicante logra entrar al sueño en estado lúcido con la continuidad de su conciencia, lo cual le permite reconocer su propia condición original que es igual a la realidad o el dharmata.

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