¿Antievolución? Así es como la monogamia cambió la fisiología del pene

Entre las muchas curiosidades fisiológicas de las que el cuerpo humano presume se incluye la ausencia de hueso en el órgano sexual masculino. Sin embargo, no siempre fue así. Los penes de primates, incluidos gorilas, chimpancés y humanos tempranos, todos tienen hueso, y un grupo de investigadores recién lanzó una teoría para explicar su desaparición.

La antropóloga del University College de Londres, Matilda Brindle, advierte que es casi imposible determinar el momento exacto de la historia en la que los seres humanos perdieron este hueso, pero existe una correspondencia entre una cierta conducta sexual y la ausencia del mismo: la monogamia. 

Cuando una especie practica la poligamia, es decir múltiples machos copulando con múltiples hembras, la necesidad de sostener erecciones largas y duraderas cópulas es mucho mayor. A partir del momento en que el ser humano comenzó su proceso de monogamización, con el tiempo este báculo (como se designa al hueso que tienen en el pene varios mamíferos) habría desaparecido –y eventualmente, la industria del Viagra florecería.

Para reforzar la hipótesis anterior tenemos el caso de algunas especies de monos que tampoco tienen báculo, y curiosamente se trata de especies, por ejemplo los tarseos (Tarsidiae), que muestran inclinaciones por la monogamia o en su caso la poligenia (un macho copula con múltiples hembras pero no viceversa). De hecho estos monos son famosos por el romanticismo de sus relaciones de pareja, lo cual nos lleva a reflexionar sobre la sorpresiva relación entre romance y evolución y a imaginar otras posibles incidencias de un agente en el otro.   

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