Compartimos algunos rituales, ejercicios o hábitos que puedes emplear para mejorar tu salud mental, mantenerte joven y hackear el potencial de tu cerebro.
1. Mantén tu teléfono alejado de tu cabeza y no lo lleves a la cama
Según señala la revista QZ existe un vínculo entre la luz azul emitida por las pantallas electrónicas y la alteración de los patrones de sueño, ya que afectan la producción natural de melatonina, la hormona que regula el sueño y otras funciones metabólicas. Dormir mal es tal vez lo peor que le puedes hacer a tu cerebro a mediano y largo plazo.
Dormir de 6 a 8 horas al día, sin luz, repara las células del cuerpo y desintoxica el organismo. Sin esto se almacena la toxina cerebral beta-amiloide. Por otro lado pasar demasiado tiempo enfrente de pantallas tiene un efecto de aislamiento de la realidad y fomenta la pasividad y el sedentarismo, lo cual va en contra del mejor desempeño cognitivo.
2. Congratúlate por las pequeñas victorias
El cerebro en muchos sentidos es una máquina que puede programarse o moldearse según nuestros hábitos e intenciones.
De acuerdo con el neurocientífico B. J. Fogg, de la Universidad de Stanford, la frecuencia del éxito importa más que el tamaño del mismo para crear un circuito virtuoso en el cerebro. Ya que el cerebro no sabe realmente la diferencia entre un éxito real o o un éxito sólo percibido, se pueden utilizar reforzamientos para crear esta sensación de progreso y éxito (después de todo, es sólo una cuestión de punto de vista). Evidentemente hay que tener cuidado de no vivir en el delirio y en el engaño, sólo servirnos de un poco de buena actitud y de autoprogramación.
En un aspecto emocional esto tiene además la ventaja de darle una especie de afecto a nuestra mente que sube nuestro estado de ánimo, y desde una actitud positiva es más fácil realizar efectivamente ciertas tareas.
3. Mantén tu cuerpo activo
A decir del neurólogo Etienne van der Walt, mantener activo el cuerpo es una de las mejores formas de mejorar la salud del cerebro. Esto es porque al ejercitarse más oxígeno es enviado al cerebro, a un ritmo mayor y esto desarrolla nuevas neuronas. Diversos estudios han mostrado que ejercitarse regularmente se correlaciona con mejores resultados cognitivos y más capacidad de poner atención.
4. Haz ayunos intermitentes
El doctor Mark Mattson ha estudiado extensamente los ayunos intermitentes y ha concluido que el estado de ketosis en el cual entra el cerebro después de 12 o más horas sin alimento puede ser altamente benéfico para el cerebro. Mattson explica que el ayuno intermitente funciona de manera similar al ejercicio y, de hecho, tienen beneficios parecidos. El ayuno coloca al cerebro en un estado de estrés moderado equivalente a un evento que lo sutúa en un reto, por el cual se activan patrones de adaptación al estrés. Este estado de reto incrementa lo que se conoce como factores neurotróficos o neurotrofinas, una familia de proteínas que promueven la sinaptogénesis y la neurogénesis, es decir, mejoran las conexiones y ayudan al crecimiento de neuronas. En cierta forma el ayuno intermitente genera los mismos beneficios que someter al cerebro a retos como tocar un instrumento musical o aprender un idioma nuevo.
Conoce más sobre los beneficios de los ayunos intermitentes aquí.
5. Lee un poema diario
La poesía, a diferencia de otros géneros, coloca tu mente en un estado de pensamiento no discursivo, más allá de la lógica aristotélica donde las cosas sólo pueden ser esto y no lo otro, trasciende el literalismo y abre una corriente eléctrica de percepción lingüística que se acerca a una experiencia estética holística. Claro que hay que buscar buena poesía para que esto ocurra, de la misma manera que ciertos vinos sólo producen aturdimiento mientras que otros aclaran la mente. Puedes leer haikus, canciones doha, salmos u otros textos poéticos si además quieres algo de inspiración espiritual, pero la clave esta en la forma, no solamente en el contenido, en el arreglo de las palabras en el espacio y los ritmos del sonido que hacen que percibas no sólo con la parte lógica y racional del cerebro.
6. Observa cómo tu respiración se transforma en energía
Esto puede ser equivalente a meditar pero hacemos el énfasis aquí en otra cosa, en el acto energético de respirar como un hábito de conciencia. En la mayoría de las culturas, el aire o aliento es considerado el vehículo de la energía o del espíritu (términos como qi, prana o la misma palabra "respirar", que tiene la misma raíz que espíritu) hacen alusión a ello. En términos científicos, la oxigenación permite la buena circulación y la sangre posibilita que podamos hacer diferentes tareas, o sea, que tengamos energía. Este ritual tiene como fin observar que el aire que recibimos y la calidad con la que lo circulamos por el cuerpo se traduce en energía y pensamientos. Si haces esto todos los días unos 5 minutos de manera natural estarás mejorando tu respiración, ya que serás consciente de su importancia y tu intención guiará el flujo. Esto a su vez mejorará tu desempeño cognitivo: una respiración relajada es una mente relajada.
7. Dedícale tu práctica a los demás
Según el doctor Joel Robertson, autor de Natural Prozac, varios científicos han notado que el altruismo produce bienestar e incluso pude incrementar los niveles de serotonina. Pero quizás más importante que eso es que este ritual de dedicar la práctica a los demás es central en el budismo mahayana y es considerado la clave del cultivo de la mente iluminada o bodhicitta, la mente búdica que es esencialmente compasión. Así que, ya sea que hagas una meditación o cualquiera de los rituales anteriores, puedes tomarte 1 minuto en el momento en el que mejor te sientes para dedicarle esa sensación a lo demás, ya sea a alguien que conoces o al mundo en general (ayuda, sin embargo, tener una imagen concreta).