Del otro lado del espejo yace un mundo de laberintos, objetos imposibles, warps y paredes que se derriten. El artista visual Peter Kogler tiene un extraordinario talento para subvertir y hasta difuminar el espacio y crear un mundo fluido de interiores alucinantes.
Kogler usa líneas infinitas y patrones iterados que crean ilusiones de perspectiva y que desafían la percepción, así como motivos recurrentes que colocan al espectador en un estado mental de vértigo metafísico.
Recientemente Kogler estrenó una nueva exposición en Zagreb, Croacia, interviniendo todo el museo de arte contemporáneo de esta ciudad con esta dinámica escheriana que cuestiona la solidez misma de la arquitectura, haciendo una especie de meditación del espacio líquido en la que el público se vuelve parte de la obra.
Se trata de espacios que hacen que el usuario quiera perderse o tal vez experimentar con un estado alterado de conciencia.