La cantidad de exigencias mentales que tenemos hoy en día puede ser, con frecuencia, desbordante. Esto se debe a una masiva cantidad de estímulos que están intentando llamar nuestra atención y a los ritmos de vida contemporáneos, que muchas veces adquieren un ritmo frenético. Y conforme nuestro cerebro se enfrenta a cientos o miles de posibilidades danzando frente a él, es fácil que el panorama se nuble. Lo anterior implica consecuencias como significativos niveles de estrés, falta de claridad a la hora de tomar desiciones y desgaste emocional.
Brady Wilson, especialista en métodos para potencializar a las personas, sugiere tres sencillas formas de refrescar tu cabeza y así despejar el horizonte para navegar buenas aguas:
1. Conéctate con el agradecimiento
Esto permitirá, en un lapso de máximo 7 segundos, "regar" tu cerebro con dopamina (por ejemplo, puedes recordar algún momento de tu vida por el cual te hayas sentido muy agradecido).
2. Nombra tu estado
Cuando estás experimentando tensión o ansiedad, simplemente observar cómo te sientes y etiquetarlo con alguna palabra reduce alrededor de 50% el estrés del instante.
3. Respira profundo
Toma tres profundos respiros, así relajarás tu organismo y tu sistema límbico sabrá que no estás bajo amenaza y que puede bajar la guardia.