Una de las preocupaciones que muchas personas experimentan conforme envejecen son las arrugas y la piel colgada debajo de los párpados que denota cansancio y avejenta. Los humanos han soñado durante eras con encontrar la fuente de la eterna juventud que pueda garantizarles vigor y lozanía, ya que al poder de la sabiduría podrían sumar un cuerpo resistente y bello. Puede que hasta ahora la juventud sea el mejor cosmético existente, pero la ciencia parece haber descubierto otra opción: una segunda piel artificial que puede alisarse para dar a los tejidos una apariencia joven. Una película invisible que cumple estas características ha sido desarrollada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) y ha pasado por varias pruebas.
En palabras del líder de la investigación, Bob Langer: “Lo que hemos logrado hacer es crear una crema que te puedes poner sobre la piel y que cuando está sobre ella esencialmente puede actuar como una segunda piel elástica”.
Este revestimiento es creado aplicando dos cremas a la piel, una después de la otra. La primera es un polímero siloxano que se adapta a los relieves de la piel. La segunda piel contiene un catalizador de platino que hace que el siloxano se entreteja formando una capa delgada y capaz de estirarse. De acuerdo con el estudio, pequeñas partículas de la segunda crema dispersan la luz y dan a la capa una apariencia juvenil. Las pruebas realizadas en laboratorio han descubierto que este polímero de tan solo 70 milésimas de milímetro de grueso reducía las arrugas, las bolsas bajo los ojos y ayudaba a la piel seca a mantenerse hidratada.
Esta fina película ha sido diseñada para semejar la elasticidad de una piel lozana. Una vez que las cremas han sido mezcladas sobre la cara, deben pasar unos 3 minutos para que la capa logre consolidar su máxima resistencia. Además es casi invisible sobre la piel, pero de acuerdo a las pruebas realizadas puede volverse visible en dos de cada 25 personas después de usarla por más de 16 horas. Los resultados más impresionantes ocurrieron cuando los científicos la aplicaron sobre las bolsas inferiores de los ojos que se crean debido a la flacidez de la piel que viene con la edad. El polímero actuó comprimiendo y tonificando la piel arrugada, logrando la clase de apariencia que hasta ahora sólo podía conseguirse a través de una cirugía invasiva.
Pero los usos de esta segunda piel no se limitan a cuestiones cosméticas; los científicos creen que en un futuro no muy lejano podría ser usada para administrar medicinas a pacientes con eccema y varios tipos de dermatitis, así como quemaduras, lo cual ciertamente resulta prometedor. Su popularización podría resultar en una nueva concepción de la edad, una nueva forma de vivirla, nuevas conductas o pautas culturales al respecto. Puede ser que Pablo Picasso tuviera razón cuando dijo que “la juventud no tiene edad”, pero a quién no le gustaría sumar a la experiencia y sabiduría de sus años una apariencia lozana y saludable.