No está del todo claro cómo nuestra sociedad llegó a un punto en que el eje de la cultura terminó siendo el dinero. Obviamente hay agendas que ven en el dinero un flujo de energía, de control y poder, y que impulsados por una compleja estrategia o por circunstancial voracidad, han promovido desde hace siglos un modelo político, social y cultural que privilegia el dinero por sobre cualquier otra cosa. Pero aun tomando esto en cuenta, la respuesta parece aún vaga.
Por fortuna, con la llegada de la nueva brisa de conciencia –ese cúmulo de nociones y preceptos que evidencian las pésimas elecciones que como sociedad hemos tomado desde hace ya un buen rato, cada vez más personas cuestionamos la naturaleza del dinero y su valor real en nuestras vidas. Sin embargo, y a diferencia de premisas contraculturales que condenan per se al dinero, al parecer no se trata de reñir con él o de negar su función, sino de reprogramar nuestra relación y entenderlo de forma distinta dentro de la realidad cultural. A fin de cuentas el dinero no es bueno o malo por definición, originalmente es una herramienta neutral sobre la cual nosotros hemos ido depositando cierta información.
Jugando a hacer magia con el dinero (y viceversa)
Una de las mentes más inquietas y divertidas que ha dado la altercultura en las últimas décadas, Robert Anton Wilson, conjugaba en los numerosos libros que publicó una mezcla de anécdotas personales, postulados científicos, premisas metafísicas, magia y un refinado humor. Autor de memorables obras, entre ellas The Illuminatus! Trilogy (1975), el que fuera también editor de Playboy en la era dorada de esta revista (allá cuando publicaba inolvidables entrevistas y ensayos) nos invitó siempre a dudar de lo establecido y a forjar, cada uno, nuestro propio "túnel de realidad". ¿Cómo? Practicando conscientemente la materialización de una creencia, es decir, dándonos cuenta que la realidad es lo que nosotros creemos que es –y si esto lo aplico a voluntad entonces el escenario puede tornarse tan divertido como interesante.
Wilson fue un incesante promotor de experimentar con la realidad a partir de jugar con nuestras creencias. Su propuesta estuvo siempre aderezada con un toque de algo así como "humor cuántico" –rasgo que por suerte lo desmarca de la retórica tradicional del new age. Y en esta misma línea, propone en su libro Prometheus Rising (1999) un ejercicio de magia humorística, pero con potencial de ser bastante efectivo, para manifestar dinero en tu vida. Se trata de un juego que podría no sólo ayudar a tus finanzas personales sino también a probar que, como decía Wilson, "El mundo no está gobernado por hechos objetivos y lógica sino por sistemas de creencias".
Aquí la traducción de las instrucciones de Robert Anton:
1. Visualiza vívidamente una moneda y luego imagina, también vívidamente, que vas a encontrar una en la calle. Luego, cada vez que salgas a caminar, busca esa moneda mientras continuas visualizándola. Registra cuánto tiempo te toma encontrarla.
2. Explícate el experimento anterior por medio de la hipótesis de la "atención selectiva" (asumiendo que hay muchas monedas en la calle y que tú encontraste una porque estabas continuamente buscándola). Luego busca una segunda moneda.
3. Ahora explícate el experimento por medio de la hipótesis alternativa, la mística, es decir que nuestra mente controla todo. Cree que tú hiciste que esa moneda se manifestase en el universo. Luego busca una segunda moneda.
4. Compara el tiempo que te toma encontrar la segunda moneda siguiendo la primera hipótesis (la atención) con el que te toma siguiendo la segunda hipótesis (mente sobre materia).
5. A partir de tu propia ingenuidad, inventa experimentos similares y siempre compara las dos teorías –'atención selectiva' (coincidencia) vs 'la mente lo controla todo' (telequinesis).
6. Evita llegar a cualquier conclusión definitiva prematuramente. Tras 1 mes relee esto, piénsalo de nuevo y sigue posponiendo una conclusión dogmática. Recuérdate que es posible que aún no sepas nada y que quizá tengas algo por aprender.
Lo más probable es que tras este ejercicio termines concluyendo, creo, que la segunda hipótesis, la 'mística', es la correcta. Y es que si observamos de forma más sensible que dogmática, la realidad se acerca bastante a una danza de intenciones durante la cual, aquellas más claras, terminan modelando buena parte de la pista de baile. Pero lo genial de Wilson es que no se queda ahí, sino que contra toda expectativa misticoide al final nos recuerda que cualquiera de las dos hipótesis son potenciales dogmas y que lo más sano, y lo más 'real', sería sencillamente no casarnos con ninguna.
En lo que a manifestar dinero se refiere, tal vez este lúdico experimento te ayude a darte cuenta que una parte importante de lo que está en juego depende de ti mismo, de la forma en la que te programas para relacionarte con la realidad (y por lo tanto en la forma en la que terminas programándola). En verdad podrás atraer dinero, aunque cabe resaltar que esta será una de las menores mieles que tendrás a tu disposición si comienzas a hacerte cargo de tu camino y lo que en él ocurre.
En todo caso te sugiero que no dejes hacerlo, seguramente vas a divertirte y hay buenas razones para creer que además de la moneda –y de todo lo que ésta representa– terminarás encontrando algunas otras sorpresas –pero esa es tu historia, y como tal depende únicamente de ti.
Twitter del autor: @ParadoxeParadis