Hace unos días se inauguró el Túnel de Base de Gotardo, el cual se convirtió en el pasaje subterráneo más largo de la historia, con más de 57km que cruzan los Alpes suizos y con un costo de 11 mil millones de euros. El túnel tardó 17 años en construirse y pretende ser un símbolo de la unidad entre los diferentes países de la Unión Europea.
A la inauguración del túnel que ha sido llamado "la construcción del siglo" asistieron los mandatarios europeos más importantes para presenciar una extraña ceremonia dirigida por el artista alemán Volker Hesse. Quien está al tanto de lo que ha sido llamada la "web conspiranoica" sabrá que las ceremonias de inauguración de eventos de escala global suelen estar repletas de símbolos, a veces con ecos masónicos, paganos o simplemente relacionados con las religiones mistéricas (en un popurrí que mezcla antiguos símbolos con la estética pop moderna). Para algunos, como el blogger de Vigilant Citizen, esto es un signo inconfundible de una teatralidad ritual relacionada a un mantenimiento mágico del poder por parte de una élite (lo que popularmente ha sido llamado el Nuevo Orden Mundial). Ante esto hay que mencionar que es sumamente difícil hacer un espectáculo artístico que proponga un atractivo visual y una profunda resonancia con la mente del espectador que no incluya símbolos religiosos, y es que existe una base común a toda la simbología, como descubrió el historiador del arte Aby Warburg. Por ejemplo, el símbolo de un Ojo Omnividente asociado con los Illuminati es también el símbolo del Sol y de la Providencia, por lo cual no es extraño que aparezca en todos lados. A esto se suma la conciencia provocativa de algunos artistas que juegan con la energía de las imágenes y la controversia.
Dicho lo anterior, la ceremonia de inauguración del Túnel de Gotardo fue realmente extraña y uno se pregunta cómo fue recibida por los dignatarios, quienes presenciaron una mezcla de coreografía pagana con provocación erótica dentro de una montaña en los Alpes.
Primero se observa (VER EL VIDEO) una marcha de trabajadores en ropas de biohazard naranjas moviéndose a un ritmo militar como si fueran autómatas o estuvieran en un estado de trance masivo. Enseguida se ve una nueva procesión en un vagón donde bailarines semidesnudos tienen una especie de orgía sin fronteras. Luego un perturbador niño ángel --que Vigiliant Citizen interpreta como satánico-- sobrevuela a los que parecen ser los trabajadores que murieron en la construcción. Más tarde al sonido de las campanas irrumpe una extraña procesión de hombres con cuernos y mujeres de blanco igualmente con cuernos, bailan todo tipo de animales como cabras y becerros y hombres del bosque, en una escena con claros motivos paganos. Emerge entonces quien parece ser el maestro de ceremonias, una especie de cabra-insecto-arlequín y quien según el sitio Vigilant Citizen es una clara referencia a la andrógina "cabra de Mendes", Baphomet, un personaje ligado al diablo pero también a la alta magia.
Queda al lector decidir si se trata de un ritual ocultista satánico Illuminati destinado a mantener a las masas en un estado de letargo zombi o si es solamente de un director de arte con una visión un poco extraña de la Unión Europea y el significado del Túnel, quizás solamente buscando recordar el pasado pagano de Europa (y de esas montañas donde ahora correrán bólidos de acero) y su conexión con la naturaleza.