Aunque existen personas que casi permanentemente buscan el contacto humano y socializar con otras personas, mientras que hay quienes más bien rehuyen a estos contextos y prefieren la soledad, al parecer cuando se trata del desgaste que conlleva estar en contacto con los demás, ello aplica para unos y otros. Un estudio reciente realizado en Finlandia y que fue publicado en el Journal of Personality, sugiere que sin importar cuánto te guste el contacto humano, eventualmente éste te reportará un desgaste significativo.
La investigación tuvo como premisa encontrar una relación entre los estados de ánimo y las conductas del ser humano a partir de monitorear a los participantes. Recordemos que hay cinco grandes rasgos en la personalidad de todo individuo: apertura a la axperiencia, responsabilidad, extroversión, amabilidad y estabilidad emocional. Según la líder de la investigación, Sointu Leikas: "Encontramos que, tal como se ha dicho antes, las personas tienden a ser más alegres cuando se comportan de manera extrovertida. Pero, después de 3 horas, si las personas se han comportado extrovertidamente, denotan un mayor cansancio".
Este cansancio registrado por unos, aquellos que practicaron la extroversión, no se detectó en los demás. Curiosamente la soledad se asocia también, al menos instintivamente, con un sentido de regeneración; es en esos momentos en los que alguien de algún modo se agrupa en torno de sí mismo, digiere experiencias y retoma energías. El problema es que la socialización muchas veces conlleva un cierto rasgo adictivo o una tendencia a necesitar del trato con otras personas para eludir un cierto vacío. Y si una persona aparentemente alegre y siempre extrovertida no se toma esos espacios, entonces posiblemente hace germinar fisuras importantes en su personalidad que, a la larga, traerán importantes facturas.