El exquisito arte de los storyboards que Akira Kurosawa pintó para sus películas

El célebre director japonés Akira Kurosawa, también conocido por el apodo de Tenno o “emperador” ya que era profundamente perfeccionista y podía dedicar muchas horas a lograr el efecto que deseaba en cada toma, demandaba mucho de quienes colaboraban con él. Un ejemplo de ello era su obsesión con el vestuario. Kurosawa les pedía a los actores que crearan un lazo emocional con las ropas que debían usar para sus películas, de tal manera que éstos debían utilizarlas desde semanas antes de la filmación para satisfacer sus demandas. 

En ocasiones el director llegó a modificar la locación en la que estaba filmando porque sentía que no se ajustaba a sus exigencias estéticas; por ejemplo, una vez mandó derribar el techo de una casa porque desde su punto de vista arruinaba su secuencia. Esto puede parecer extremo a la mayoría de las personas, pero su pasión y perfeccionismo produjeron películas que no sólo inspiraron a las generaciones de directores posteriores sino que obtuvieron una influencia a nivel mundial. 

Sin embargo, pocos saben cómo la laboriosidad del proceso de Kurosawa empezaba mucho antes de filmar la película, cuando él mismo pintaba los storyboards o  guiones visuales imaginando las locaciones, la psicología de los personajes, sus movimientos y cómo capturarlos. Y cada cuadro de estos storyboards es en sí mismo una obra de arte, lo cual no es de extrañar cuando descubrimos que Kurosawa originalmente se formó pintor antes de interesarse en el cine a finales de la década de los años 30. De hecho, su formación empezó a temprana edad cuando en la escuela primaria comenzó a aprender dibujo con un profesor a quien le llamó la atención su habilidad. 

Sobre sus trabajos, Kurosawa declaró: “No puedo más que fascinarme por el hecho de que cuando intenté pintar bien sólo pude producir pinturas mediocres, pero cuando me concentré en delinear las ideas para mis películas, inconscientemente produje trabajos que la gente encontró interesantes”. No obstante, la relación del director de Siete samurais, Sueños y otras tantas películas que se han vuelto clásicos del séptimo arte con la pintura puede ser una de las explicaciones de su éxito filmográfico y el origen del balance visual y el poderoso impacto de dichas producciones.   

En palabras del director: “Para mí, hacer películas lo combina todo. Esa es la razón por la cual dediqué mi vida y mi obra al cine. En las películas, la pintura, la literatura, el teatro y la música se unen. Pero una película aún es una película”. 

 

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