La fotografía satelital tiene entre sus ventajas que nos ofrece una perspectiva que quizá nunca hubiéramos soñado tener. La distancia, la tecnología óptica y otros aditamentos nos otorgan vistas tanto de nuestro planeta como del espacio exterior que se convierten en material de ensoñación auténtica.
Los Andes, en la frontera entre Chile y Bolivia (2000)
Los ríos Amazonas y Negro (2000)
Un buen ejemplo de esto es una cuantiosa colección de imágenes de nuestro planeta que recientemente liberó la NASA y que tienen como característica principal ser imágenes termales, esto es, tomadas con tecnología sensible a la temperatura que, sobre todo, tuvo como propósito hacer un registro de los cambios en la superficie de la Tierra.
Campos de cultivo (en rojo) VS terreno natural en Corea del Norte (2002)
Lago Dagze Tso, Tíbet (2001)
El número total de las fotografías disponibles supera los 3 millones, todas capturadas por el ASTER, un radiómetro de reflexión y emisiones termales instalado en el satélite Terra de la NASA, en órbita desde 1999.
Parque nacional de Namib-Naukluft, en el desierto de Namibia (2002)
Las montañas de McMurdo en la Antártida (2002)
Una erupción del monte Etna vista térmicamente (2001)
El río Lena en Rusia (2005)
El cráter de Gosses Bluff, en Australia (2003)