Un curioso desorden mental llevó a este hombre a asegurar que su gato era un espía

La mente humana es un laberinto de resquicios que a su vez son, en potencia, cada uno otro laberinto, y así sucesivamente. Y como parte de esta peculiaridad dinámica existen cientos de desórdenes mentales, desde los más predecibles hasta los más improbables. Un ejemplo de lo anterior es el síndrome de Capgras, el cual en pocas palabras orilla a su anfitrión a suponer que alguno o varios de sus seres queridos fueron suplantados por impostores y conspiran en su contra. 

La revista New York, citando a su vez un estudio publicado en la revista científica Neurocase, documenta el caso de un hombre que llevó este desorden a un lugar harto peculiar: se obsesionó con la idea de que su querido gato había sido reemplazado por un gato impostor, obra del FBI, y ahora ejercía meticulosas labores de espionaje sobre él. 

El paciente tiene antecedentes de alto consumo de alcohol durante su juventud, así como registro de múltiples golpes en la cabeza pues durante años jugó hockey. Tiempo después comenzó a experimentar destellos de paranoia, los cuales fueron acentuándose hasta que finalmente terminó por intuir la verdadera identidad de su gato (que ya no era su gato sino un malévolo suplente).

En fin, si alguna ve sientes que tu gato, tu pareja o tu mejor amigo pudieran haber sido sustituidos por agentes espías te recomendamos que no descartes que pueda tratarse de un episodio de Capgras y mejor te relajes, mires las estrellas, montañas o cualquier otro horizonte relajante que tengas a tu disposición, y dejes que la hipótesis se diluya. 

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