Noela Rukundo esperó a que salieran los asistentes al servicio fúnebre en su honor. Luego bajó del auto y encaró a su ahora exesposo, Balenga Kalala, quien preguntó: “¿Eres un fantasma?”.
“Sorpresa”, respondió Noela. “Sigo viva”.
La extraña escena tuvo lugar afuera de la casa que Noela y Balenga compartieron a las afueras de Melbourne durante los últimos 9 años de matrimonio. Momentos después llegó la policía para llevarse a Balenga detenido. ¿Bajo qué cargos? Pagar asesinos a sueldo para ejecutar a Noela.
La odisea de Noela comenzó 1 año atrás, cuando asistió junto a su esposo al funeral de su madrastra en su nativa Burundi. Un hombre la encañonó afuera de su habitación y la llevó vendada de ojos a un lugar lejano, donde el grupo de asesinos a sueldo le informó que su esposo les había pagado para asesinarla.
Hubiera podido ser un crimen consumado de no ser por la extraña vuelta de tuerca moral de los asesinos, quienes le dijeron a Noela que no mataban mujeres ni niños; los asesinos la mantuvieron cautiva mientras cobraron los 7 mil dólares australianos del esposo y posteriormente la dejaron ir, proporcionándole un teléfono celular, llamadas grabadas con la voz de Balenga ordenando la ejecución, y otras evidencias incriminatorias.
Con ayuda de un pastor de su localidad, Noela pudo regresar a tiempo para confrontar a Balenga, quien se mostró aterrado, incapaz de articular palabra. El móvil del crimen no consumado habrían sido los celos del marido, quien creyó que Noela lo dejaría por otro hombre. Balenga pasará los próximos 9 años tras las rejas y Noela regresará con sus ocho hijos (tres de Balenga y cinco de su matrimonio anterior) y buscará casarse nuevamente, según comentó al Washington Post.