El psicólogo suizo Carl Jung estudió largamente la astrología dentro de su labor psicológica, especialmente en lo referente a su concepto de la sincronicidad, las conexiones acausales, aquellos fenómenos que no podían explicarse por métodos científicos ordinarios pero que no por ello no eran reales. Jung entendió que existía un contínuum de unidad entre la mente, el espacio y el tiempo, una interdependencia que era posible debido a lo que llamó unus mundus (con Wolfgang Pauli). El unus mundus descansa en la "asunción de que la multiplicad del mundo empírico emerge de una unidad subyacente".
Dentro de su terapia, Jung solía también recurrir a la carta natal de sus pacientes para formarse una visión más completa de su perfil. Sabemos también que realizó un experimento estadístico tratando de validar la astrología, el cual discute en su libro Sincronicidad.
Hay que mencionar que la visión jungiana de la astrología ha generado numerosas interpretaciones psicologistas de esta antigua ciencia, donde los planetas ahora son entendidos como arquetipos, se habla de interpretaciones simbólicas e intuitivas y se llena de jerga psicoanalítica una disciplina que tiene su propio lenguaje y reglas, más ligada a la matemática y a la teología. Una crítica similar se ha hecho a Jung con la alquimia, la cual también redujo a una forma de psicología, interpretando que la piedra filosofal es la psique individuada. Dicho eso, las ideas de Jung son interesantes y constituyen una buena lectura para ahondar más en la reflexión del enigma de la relación entre los astros y el ser humano.
Reproducimos aquí algunos fragmentos de una entrevista que realizaron los astrólogos Jean Carteret y André Barbault a Jung en 1954. Puedes leer la entrevista en su totalidad en el sitio Astrotranspersonal:
Maestro, ¿qué relación encuentra entre la Astrología y la Psicología?
Ha habido muchos casos de analogías chocantes entre la constelación astrológica y el suceso psicológico, o entre el horóscopo y la disposición caracterológica. Incluso existe la posibilidad de una cierta predicción en cuanto al efecto psíquico de un tránsito, por ejemplo. Se puede esperar, con un grado de probabilidad bastante alto, que cierta situación psicológica bien definida venga acompañada por una configuración astrológica análoga. La Astrología consiste en configuraciones simbólicas, como el inconsciente colectivo del que se ocupa la Psicología: los “planetas” son los Dioses, símbolos de las potencias del inconsciente (en primera línea y más allá).
¿De qué modo: físico, causal, sincrónico…, piensa usted que pueden establecerse estas relaciones?
Me parece que en este caso se trata sobre todo de ese paralelismo o simpatía que llamo sincronicidad: relación acausal que expresa aquellos nexos que no se dejan formular por la causalidad, como por ejemplo la precognición, la premonición, la psicokinesia (PK), y también lo que se llama telepatía. Dado que la causalidad es una “verdad estadística” hay excepciones de naturaleza acausal que pertenecen a la categoría de los acontecimientos sincronísticos (y no sincrónicos). Guardan relación con el “tiempo cualificado”.
¿Qué actitud mantiene usted ante posiciones de los astrólogos que admiten la existencia de un terreno psicológico desde el nacimiento, y de los psicoanalistas que explican la etiología de las neurosis a partir de las primeras experiencias de la vida?
Las primeras experiencias de la vida deben su efecto específico (patógeno) a la influencia del medio por un lado y por otro a la predisposición psíquica, es decir, a la herencia, que parece expresarse de manera reconocible en el horóscopo. Este último parece corresponder a un cierto momento del diálogo mutuo de los dioses (lo que significa: de los arquetipos psíquicos).