Antes, mucho antes, de que los smartphones dominaran una buena porción de nuestra realidad, los seres humanos alguna vez mantuvimos una relación saludable y armónica con el entorno natural. Sin embargo, con el tiempo fuimos estableciendo una abrupta desconexión con la naturaleza, proceso que hoy alcanza niveles francamente patéticos.
Para demostrar lo anterior tenemos incontables ejemplos, muchos de los cuales probablemente son parte de nuestra cotidianidad individual. En todo caso, hace unos días ocurrió en la playa Ostenial, en Costa Rica, un suceso que nos recuerda con crudeza el nivel de vulgarización frente a otros seres vivos que hemos alcanzado.
Una horda de turistas llegó a esta playa en la cual se encontraban desovando unas tortugas, inmersas en la serenidad propia de este ritual biológico, y se encargaron de molestarlas al punto en que muchos de los animales tuvieron que interrumpir su proceso. Las fotografías que documentaron este evento muestran al alienado enjambre invadiendo el espacio de las tortugas, tocándolas, pisando sus nidos y, obvio, no podían faltar los padres que colocaban a sus hijos encima de una para retratarlos y luego subir las imágenes a Facebook.
Ciertamente esta desconexión con la naturaleza no se manifiesta siempre de forma tan burda. pero este obsceno recordatorio seguramente puede sernos útil a todos en la respectiva medida que nos corresponda.