Lucifer es un show que está por estrenarse en la TV producido por Fox, y desde antes de su estreno ya ha generado enorme polémica, condena por parte de grupos cristianos y algunas excelentes reseñas del público que ha visto el piloto. Aburrido de reinar en el Infierno, Satán llega a Hollywood (¿el nuevo infierno?).
La idea original ha sido adaptada del personaje "Lucifer Morningstar" del cómic The Sandman y juega con la idea de que en este caso el Ángel Caído es un hombre sumido por el tedio existencial, con poderes supernaturales, y que, más que absolutamente maligno, cumple el rol de un peón en el script que ha establecido su padre: Dios. Fox explota la idea ya estereotípica en la industria del entretenimiento de que el Diablo, efigie de la tentación, es un personaje supersexy, y hace que "Lucifer" sea el dueño de un popular club nocturno en Hollywood, entreverado entre el glamour y la corrupción. Pese a esto el twist del personaje es que éste no es es malo sino que tiene una especie de filosofía en la que simplemente acepta lo que le sucede --en el drama cósmico-- y desde su posición privilegiada le dice la verdad a las personas, lo que saben que son pero no quieren oír. El ángel rebelde acaba trabajando para la policía, con el fin de sacar a la luz el crimen utilizando sus habilidades telepáticas y su magnético poder de atraer el pecado. Todo esto, por supuesto, entre persecuciones, autos de lujo, alta moda y hombres y mujeres sumamente hermosos.
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La polémica de hacer al Diablo demasiado bueno, un retruécano de los conceptos de la realidad adquirida por las masas, ha hecho que organizaciones cristianas como la American Family Association o One Million Moms inicien campañas en línea para que el show sea sacado del aire, todo lo cual puede ser buena publicidad por el momento para show, aunque nunca se debe subestimar el poder en Estados Unidos de cientos de miles de padres de familia cristianos enardecidos.