Anton Gudim se une a una incipiente generación de ilustradores que utilizan sus dibujos para resaltar una condición que podríamos llamar de esclavismo disfrazado de libertad, sumidos en la dependencia tecnológica y en la alienación. Pero para ser justos, en realidad Gudim no sólo critica esto con gran sarcasmo, también cuestiona nuestra crítica, nuestra intensa preocupación por este fenómeno, posando en todos lados su mirada ácida.
La era de la selfie y de la adicción a Internet y la destrucción del planeta es asimismo la era de la sobretensión y la paranoia por todo tipo de peligros y enemigos.
Muchas de las imágenes de Gudim (quien vive en Moscú) requieren verlas dos o tres veces para captar el punch line; también es necesario tener un poco de cultura de Internet y conocer algunos de los memes más populares.
Puedes ver una colección más amplia de sus ilustraciones aquí