El Alzheimer es resultado de dos tipos de lesiones progresivas, placas amiloideas y ovillos neurofibrilares, que producen obstrucciones en distintos niveles de la estructura cerebral, interrumpiendo la transportación de nutrientes y materiales a través de filamentos muy delgados llamados microtúbulos, los cuales se bloquean más y más con el tiempo, dando lugar a los conocidos síntomas de la enfermedad.
La técnica propuesta por el equipo australiano se llama "ultrasonido terapéutico focalizado", el cual dispara ondas sonoras no invasivas al tejido cerebral. Estas ondas superrápidas logran abrir la barrera hematoencefálica que protege el cerebro contra invasiones bacterianas, a la vez que estimulan las células microgliales, las cuales limpian los residuos de las neurotoxinas amiloideas, disminuyendo considerablemente los síntomas del Alzheimer sin dañar el tejido cerebral.
Los ratones sometidos a este tratamiento tuvieron mejoras en la memoria según tres pruebas distintas (un laberinto, una prueba para reconocer nuevos objetos y otra más sobre recordar lugares que no deben visitar). Los exámenes en otros animales --como ovejas-- comenzarán el próximo año, y se espera que las pruebas en humanos den inicio en 2017.