Finlandia tiene uno de los gobiernos más innovadores del mundo, que se destaca especialmente por su política educativa. Hace casi 4 décadas, el gobierno finlandés se propuso un objetivo: hacer de la educación pública la base de la recuperación y el desarrollo económico. Con el tiempo, gracias a la constancia y la seriedad con que se acometió el desafío, los estudiantes del país comenzaron a destacar en pruebas internacionales en casi todas las disciplinas, ocupando los primeros sitios en pruebas científicas, de comprensión de lectura y de matemáticas, con lo cual el modelo educativo finlandés se ganó el honroso título de ser el mejor o uno de los mejores del mundo.
Hace algunos años también, Finlandia se convirtió en el primer país en ofrecer banda ancha a todos sus ciudadanos.
Recientemente se anunció una innovación más, al incorporar un plan educativo que planea abandonar la enseñanza de materias para concentrarse en "fenómenos".
En la última noticia que muestra la gran consideración que tiene el gobierno finlandés con sus ciudadanos, la admnistración ha comisionado oficialmente un estudio con el fin de experimentar, en 2017, con asignar un ingreso fijo de 800 euros al mes a cada uno de los habitantes -este estipendio reemplazaría los beneficios actuales. El gobierno parece apoyar la medida y, según informa el sitio Quartz, una encuesta reciente mostró que 69% de la población también está de acuerdo. El primer ministro, Juha Sipilä, ha declarado: "para mí un ingreso básico es una forma de simplificar la seguridad social".
Sin una congruencia integral medidas así podrían parecer populistas, pero Finlandia no sólo tiene estas bondades sociopolíticas. Los ciudadanos viven bastante satisfechos, ya que aparecen casi siempre entre los primeros lugares de bienestar en los rankings mundiales (algo que comparten con todos los países escandinavos). Ahora sólo hay que resolver la cuestión de los inviernos de -30ºC o más.