Curiosamente, hay una posibilidad de que detrás de esta actitud existan también otros factores que aunque no decisivos, sí tienen su importancia. El más sorpresivo, hasta ahora, es de orden genético. Aunque suene un tanto increíble, una investigación acaba de revelar que al menos en el caso de Ozzy Osbourne, el conocido exvocalista de Black Sabbath, hay una explicación científica para su resistencia casi sobrehumana a más de 40 años de vida envuelta en drogas, alcohol y sexo descontrolado. O casi.
Entre las excentricidades de este rockero, una de las más insólitas es que en 2010 accedió a participar en un proyecto que analizó todo el código genético de un número muy limitado de personas. Y para sorpresa de muchos, entre los resultados se encontró que Osbourne tiene una fortaleza natural en relación a sustancias como el alcohol, la cocaína y la marihuana.
Según este estudio, Ozzy tiene una propensión natural a depender del alcohol casi seis veces mayor que una persona común, 1.31 veces más de probabilidades de desarrollar adicción a la cocaína y 2.6 veces más de tener alucinaciones provocadas por cannabis. En contraste, en su caso el gen ADH4, responsable del metabolismo del alcohol, hace que su cuerpo procese la ingesta de esa bebida con mucha mayor velocidad de la usual.
Por último, destaca que sus versiones del gen COMT, asociado con la enzima que deteriora la dopamina, la epinefrina y la norepinefrina y, por lo tanto, regula capacidades como la concentración, están potenciadas en Osbourne, lo cual lo convierte en una persona de elevados niveles de planeación, organización y atención. Paradójico, ¿no? Sin embargo, de algún modo coherente con esa frase que se atribuye a Pablo Picasso: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.
No todo es genética en la vida.