En un hallazgo que tiene cierto tufo anacrónico, un grupo de neurocientíficos de la Chicago Medical School anunció recientemente que, de acuerdo con sus observaciones, el cerebro de hombres y mujeres no tiene características tan distintas como para que, al compararse, sea posible hablar de una diferencia.
El descubrimiento parece cerrar al menos 2 siglos de discusión sobre la materia pues durante mucho tiempo en la historia de la anatomía, la medicina, la psiquiatría y otras ciencias afines se creyó que el género y las características cerebrales guardaban una relación estrecha que, a su vez, explicaba conductas individuales y sociales.
Con todo, al realizar la medida y registro de poco más de mil 400 cerebros, sí se notaron algunos rasgos propios de determinado género. En los hombres, por ejemplo, la amígdala tiene en general un mayor tamaño, lo cual puede parecer paradójico, pues es una parte del cerebro asociada con el procesamiento de emociones; algo similar sucede con el hipocampo izquierdo, relacionado con la memoria, que igualmente es más grande en los hombres, aunque también muchas mujeres lo tienen de un tamaño considerable.
“No tiene sentido hablar de naturaleza masculina o femenina. No hay ninguna persona que tenga todas las características masculinas y otra que tenga todas las femeninas. Y si existen realmente, son de verdad extrañas de encontrar”, declaró al respecto la investigadora Daphna Joel, una de las responsables de la investigación.
Más allá de las implicaciones científicas, los resultados de este estudio pueden contribuir a echar por tierra los falsos argumentos cientificistas con los que a veces se justifican ideas, políticas públicas o comportamientos sociales que fomentan la inequidad de género en detrimento de las mujeres.