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El legado de Frida Kahlo es, sin duda, también el resultado de construir cuidadosamente su propia imagen. Ella comprendió que su moneda era ella misma, y supo cómo aprovecharla. Incluso cuando fue retratada desnuda o en el gesto de una risa aparentemente inconsciente, se mantuvo fiel a lo que en lenguaje mercadotécnico se llama "marca".
Así, en 1938 el fotógrafo y galerista Julien Levy retrató a la artista 1 año antes de que él organizara su primera exposición individual en Nueva York, un evento que provocó importantes reacciones entre el público, como publicó la revista Time: "El revuelo de la semana en Manhattan fue causado por la primera exposición de pintura de la esposa del famoso muralista Diego Rivera, Frida Kahlo".
La esposa de Rivera también fue amante de Levy, como sugieren ingeniosamente algunas de las fotografías. Las imágenes también muestran un lado menos público de Kahlo, uno “más natural”, como podemos percibir en los cabellos más sueltos, con un peinado menos “rígido”, aunque mantienen coherencia con la cara que presentó siempre al mundo.
Para ver la colección del Museo de Filadelfia de los retratos de Kahlo, con y sin rebozo, realizados por Levy, se puede acceder aquí.
[Vía Open Culture]