La risa, como la virtud, tiene en sí misma su propia recompensa. Y aunque por esto mismo podría decirse que no hacen falta razones para reír, un experimento reciente encontró que esta acción también puede considerarse un tipo de ejercicio físico por los efectos que tiene sobre nuestro cuerpo y nuestras emociones.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford dirigidos por Robin Dunbar, profesor de psicología evolucionista en esta institución, llevaron a cabo un estudio en el que tomaron la risa en su condición más elemental, como una acción física.
Teniendo en cuenta que reír implica exhalar repetida e intensamente y que por esta razón los músculos en torno a los pulmones realizan un enorme esfuerzo que incluso puede llevar a la fatiga y el dolor, los investigadores quisieron saber si esta misma dinámica genera, psicológicamente, los efectos asociados con el ejercicio.
Para esto, un grupo de voluntarios inició el experimento sometiéndose a una prueba que determinó su umbral de dolor, esto es, cuánto dolor eran capaces de resistir (en este caso, con un torniquete para la presión sanguínea o una manga de refrigeración). Este primer requisito se relacionó con el hecho ya ampliamente comprobado de que ejercitarse provoca una liberación de endorfinas, opiáceos naturalmente generados en nuestro cuerpo que actúan como analgésicos.
Una vez puestos en la situación dolorosa los voluntarios comenzaron a ver primero videos documentales y después videos graciosos, midiendo sus risas con dispositivos auditivos, así como sus niveles de endorfinas.
Curiosamente, conforme reían, las personas reportaron un aumento simultáneo tanto en su umbral de dolor como en su sensación general de regocijo. Asimismo, se reveló el carácter viral de la risa, mucho más ruidosa y fácil cuando una persona se encontraba en compañía que estando sola (fenómeno también presente en el ejercicio: hacerlo acompañado es más fácil que individualmente).
Al final los investigadores encontraron que el nivel de endorfinas liberado durante un acceso de risa puede encontrar comparación con lo que sucede cuando alguien se ejercita físicamente, e igualmente similar es el hecho de que los posibles beneficios físicos de la risa, como los del ejercicio, vienen acompañados de cierta dosis de dolor.