Enormes estatuas de acero en Georgia narran una trágica historia de amor

Parece que las grandes historias de amor son aquellas que no se consuman. Una de las historias más grandes de amor es la que aún se puede leer en las Cartas de amor entre el filósofo francés Pedro Abelardo y su alumna Eloísa. Una historia fundada también en la ruptura y la imposibilidad: una historia sin un “y vivieron felices para siempre”.   

En un tenor similar, la última pieza de la artista serbia Marina Abramović en conjunto con su entonces pareja Ulay, llamada The lovers, da otra muestra de esta potencia de la ruptura: cómo el fin del amor, de algún modo, también significa su consagración y su trascendencia en el tiempo.  

The lovers consistió en que cada uno de los artistas comenzó a caminar desde dos extremos de la Gran Muralla China, él desde el desierto de Gobi, ella desde el mar Amarillo. Después de una caminata de 2500km de recorrido Abramovic y Ulay se encontraron justo en el centro de la muralla para despedirse y darse el último abrazo, pues con esta pieza terminaban no sólo una serie de colaboraciones performáticas juntos sino también su relación amorosa.

Lo mismo sucede con las esculturas de acero de 8m de alto en movimiento El hombre y la mujer de la escultora georgiana Tamara Kvesitadze, ubicada en la ciudad costera de Batumi, en Georgia.

Estas dos figuras representan a un niño musulmán, Ali, y a una princesa de Georgia, Nino, personajes tomados de una novela de 1937 firmada con el pseudónimo Kurban Said, titulada Ali and Nino.

La trágica historia termina con los amantes separados por la invasión de la Unión Soviética. Para representar dicho relato, las estatuas comienzan a moverse todos los días a las 7pm; después de 10 minutos el movimiento se ha completado.

La estatua fue diseñada en 2007 pero se instaló en 2010.

 

 

 

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