Imaginemos que en realidad minúsculas personas trabajan todo el día ayudándonos en las labores cotidianas, sin nosotros darnos cuenta: llenando las uvas (cual pelotas) con jugo, por ejemplo.
Algo parecido sucede con el libro infantil Los incursores, de la escritora inglesa Mary Norton; este texto narra la historia de la diminuta Arrietty, quien vive bajo el suelo de un viejo caserón con su familia, a la que tendrá que salvar con una aguja como espada. Esos pequeños seres no poseen nada, por eso deben vivir múltiples y peligrosas aventuras cada vez que quieren “tomar prestada” alguna de las pertenencias de los enormes humanos que habitan la vieja casa.
Esta historia se basa la ópera prima del director japonés Hiromasa Yonebayashi, Arrietty y el mundo de los diminutos, un filme producido por la productora Studio Ghibli, fundada por Hayao Miyazaki, y es justamente en dicha animación en la que el diseñador tailandés Poy se inspira para crear estas ingeniosas imágenes, mucho más realistas.
Los montajes de Poy son escenas muy bien pensadas, que hablan por sí mismas. Aunque se ha puesto de moda montar escenas con muñecos miniatura, Poy intenta diferenciarse de los distintos diseñadores, artistas y fotógrafos que emplean esta nueva forma de crear microrrealidades.
Como el propio Poy confiesa:
Este tipo de estilo no es algo nuevo. Hay un montón de fotógrafos famosos que han estado tomando fotos de seres pequeños, así que trato de diferenciar mi trabajo al jugar con los objetos, herramientas, frutas, etc. Destacar una idea surrealista que se construye alrededor de la imaginación.
Otras piezas que vale mucho la pena ver son las creadas por el fotógrafo Derrick Lin, quien retrata en miniatura la frustración de la vida de oficinista.