En términos generales, nunca en nuestra historia la población humana había sido tan sana. Es cierto que esta situación no es general y todavía hay graves enfermedades que asolan a muchísimas personas en el mundo, pero en rubros como la esperanza de vida, la cobertura de salud pública, la medicina preventiva y otros, los avances han sido notables.
Por otro lado, también el conocimiento práctico sobre un estilo de vida saludable ha permeado en casi todas las sociedades, preceptos básicos que, cuando se siguen, aseguran el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.
Paradójicamente, un mayor conocimiento sobre el hecho no se refleja siempre en las mejores decisiones individuales respecto a nuestra salud. En una época caracterizada por la abundante y a veces excesiva cantidad de información a nuestro alcance, no siempre optamos por la alternativa que en alimentación, actividad física, entretenimiento, etc., redundará en un beneficio para nuestro cuerpo.
Para Nick Crocker, fundador de Sessions, una red de entrenadores enfocada en inspirar a que las personas tomen las riendas de su propio bienestar, la siguiente revolución en este ámbito se generará en las decisiones personales e informadas que cada quien tome sobre su estado de salud.
La crisis del gobierno de Estados Unidos en este sector es para Crocker una brecha inmejorable para probar su premisa:
Los problemas con nuestro sistema de salud existente presentan una oportunidad. Libres de las limitaciones regulatorias del gobierno o de las limitaciones de recursos de los desarrollos farmacéuticos y de dispositivos, un nuevo tipo de compañías está ayudando a los individuos a conseguir ser saludables. Genuina innovación está emergiendo en tres áreas principales: captura de data, software y servicios humanos escalables.
Crocker alude a una amplia gama de productos que tienen en común responsabilizar al usuario de lo que hace con su cuerpo, ofrecerle la oportunidad de tomar conciencia tanto de su presente como de su porvenir y hacerle ver que las decisiones que tome ahora tendrán consecuencias directas sobre su estado de salud.
Se trata de alejarnos del inmediatismo cotidiano, de apostar por hábitos que nos beneficien a corto, mediano y largo plazo, asumiendo con responsabilidad y, por qué no, con disfrute los sacrificios que este camino implicará y sobre todo, asumirnos como los responsables directos de lo que ocurre con nuestra salud. El punto aquí es si estamos dispuestos a hacer lo que se necesite para realmente embalsamarnos en un estilo de vida sano o si preferimos ir posponiendo nuestra sanación integral consumiendo fármacos que mitiguen nuestras deficiencias en salud pero que, en algún punto, nos cobrarán monumentales facturas.
¿Tú estás tomando buenas decisiones ahora mismo?