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En lugar de desacreditar los recientes descubrimientos del ocultismo, los científicos de la física cuántica parecen darle un lugar a estas ideas místicas. En el video de abajo, el escritor estadounidense Mitch Horowitz advierte sobre no sacar conclusiones apresuradas de ninguno de ambos lados (ciencia y ocultismo).
Hubo un período en el que la magia y la alquimia se transformaron en la ciencia moderna. Una pieza clave de esta transformación es John Dee, el astrólogo de la corte Wizardly de la reina Isabel I. Aunque Dee creía que podía hablar con los ángeles, fue también uno de los principales matemáticos y geógrafos de su época.
Robert Boyle e Isaac Newton siguieron los pasos de Dee, realizando investigaciones empíricas de la naturaleza junto a los estudios de las profecías bíblicas y los secretos alquímicos. John Maynard Keynes tenía razón cuando observó, en 1946, que Newton no fue el primer científico sino que era, más bien, el último de los magos.
Newton invirtió particularmente tiempo y esfuerzo considerables en buscar la piedra filosofal. La generación de Newton amó especialmente la búsqueda de "virtudes místicas"; sin embargo, como dice Horowitz:
Durante la época de la Ilustración, las personas que estaban interesadas en la adivinación astrológica, la alquimia, el mesmerismo, fueron expulsadas de las cortes reales y de las principales universidades [...], la gente estaba interesada en la mecánica newtoniana sin importar el hecho de que el mismo Newton también tenía un interés especial por la alquimia. Lo irónico es que algunas personas que estaban en la vanguardia de la Ilustración se enamoraron de los experimentos religiosos que se produjeron durante el Renacimiento.
Horowitz habla de cómo los físicos cuánticos no entienden este material del ocultismo y ese es “el desafío de nuestra época”. “Todo el mundo dice: Mira, la física está demostrando que nuestras mentes crean la realidad, cuando esa es una de las creencias preciadas del ocultismo, sobre todo en este país”.
Aquí la entrevista con el escritor norteamericano:
Horowitz hace referencia a lo que llama el "movimiento del pensamiento positivo" que surge a principios del siglo XX en Estados Unidos y que madura ideas del mesmerismo sobre la influencia de la mente en la materia o en la realidad. Esto es el postulado fundamental que el new age ha querido apropiarse con ligereza a partir de una interpretación de la física cuántica, particularmente del experimento de la doble rendija en el que la luz parece comportase como una onda o una partícula según es observada, es decir, el acto de observación parece determinar el comportamiento de la luz. Aunque algunos físicos --ciertamente no todos-- consideran posible que sea la conciencia la que altere los experimentos a nivel subatómico, científicamente es precipitado asumir una conclusión.
En este tenor Horowitz advierte a los ocultistas y partidarios del new age que procedan con cuidado en sus interpretaciones. De igual manera exhorta "a los físicos cuánticos a que no desestimen a los new agers que están inteligentemente interesados en esta materia. Es natural que les interese. Debe haber una conversación sin exagerar". Horowitz agrega que, si bien las generaciones pasadas de físicos no manifestaron interés en explicar y en dar sentido a sus descubrimientos, es importante intentar explicar la naturaleza de la realidad, de tal manera que nuestro mundo macroscópico pueda cobrar sentido. La física, desde sus comienzos, está ligada a la filosofía, y no debe negar este origen y esta exploración de los significados.