Un extraño protocolo para lidiar con personas que experimentan un malviaje de LSD en conciertos de rock

Fractal psicodélico. Foto: Wikimedia

Los conciertos de Grateful Dead fueron en los 60 y 70 unas de las más grandes reuniones de jóvenes en búsqueda de experiencias psicodélicas tonificadas por grandes cantidades de LSD, incluso dando lugar a una subcultura: los deadheads, sus fieles fans. 

Recientemente se publicó un extraño protocolo para lidiar con las personas que perdían el control en su búsqueda de experiencias fuera de lo común en estos conciertos. El panfleto salió a la luz pública como un reciente leak neoyorquino, que estaba originalmente dirigido al personal de seguridad para el concierto del grupo de rock Grateful Dead. El protocolo define dos tipos de situaciones probables entre los asistentes que estén bajo la influencia del LSD: los que vivirán una experiencia agradable y aquellos que vivirán una mala experiencia, conocida como malviaje o bad trip.

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Foto: Sam, Grateful Dead's Security Sheet on how to deal with people on LSD leaks. Twitter: @KaraokeMeltDown[/caption]

El panfleto aparece en foto cual pedazo de papel arrugado y mal doblado y al leerlo, sinceramente, parece un 'instructivo' sobre cómo lidiar con un animal salvaje.

La premisa de dicho protocolo es que el personal de seguridad no toque a ningún asistente 'puesto' en LSD, ya que puede ser absorbido por el contacto piel con piel. También se recomienda evitar emplear el término ‘viaje’ para aquellas personas que se encuentren bajo los efectos del LSD y en cambio, referirse a esta situación como ‘respuesta psicodélica intensa’.

En cuanto a las personas que contarán con la suerte de caer en el primer tipo de viaje o ‘experiencia agradable’, el protocolo establece que deben ser monitoreadas pero no molestadas por el personal de seguridad. Se predice que dichas personas estarán "tranquilas, sentadas, en un estado de trance, bailando con movimientos de manos repetitivos y derroches de sensualidad" —¿de verdad?. Creo que resultará difícil 'distinguir' a los asistentes ácidos de las personas ‘felices en un concierto de su grupo favorito’, aunque es posible que también exista un protocolo para diferenciar estas dos ‘especies’ de asistentes.

Regresando al extraño instructivo, las personas menos afortunadas y víctimas del bad trip, los 'malviajados', se anuncian como personas potencialmente agresivas, capaces de poner en riesgo a los demás y a ellas mismas, invadiendo los espacios ajenos, mostrándose confundidos o desorientados y perdiendo capacidad de juicio, llegando hasta el exhibicionismo. A estos individuos se recomienda cercarlos de manera calmada, sin gritar y acorralarlos, para no inducir una reacción violenta de su parte.

Con tantas organizaciones especializadas en Estados Unidos, se preguntarán quién elabora dichos protocolos. La compañía, fundada en 1973, se llama Rock Medicine, y está formada por un grupo de paramédicos, enfermeras y voluntarios que manejan casos de malviajes en cualquier tipo de evento público, buscando garantizar la salud y bienestar de los asistentes, regresándolos a sus familias en un estado 'estable' y evitando conflictos con la ley.

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