En el tercer diálogo de nuestro podcast de filosofía, Cadena Áurea, exploramos el fascinante mundo de la imaginación, el órgano por excelencia para percibir los mundos espirituales y las realidades invisibles. Entendemos aquí la imaginación como una interfase entre el cuerpo y el espíritu, entre el mundo de la inteligencia pura y las realidades sensibles. Conversamos sobre la imaginación en la tradición platónica, el mundo de las Formas, la evolución hacia la imaginación neoplatónica y la sofisticada concepción de la imaginación como un mundo autónomo --el mundus imaginalis, la Tierra Celeste-- en el misticismo islámico. Reflexionamos, por último, sobre cómo vivimos la imaginación creativa en nuestro mundo secular, la "civilización de la imagen" que ha supeditado las imágenes a los intereses del capitalismo y el materialismo cientificista. Concluimos en que el desarrollo del órgano imaginal, el ojo del alma, es indispensable para poder percibir otras realidades más sutiles. Diálogos por Ernesto Priani y Alejandro Martínez Gallardo. Producción: Ignacio Bazán.
0-5:00 -- ¿Qué es la imaginación?/ La imaginación cómo órgano para percibir realidades alternas y para integrar el espíritu con el cuerpo/ La imaginación como interfase/ SAMPLE: Carl Sagan sobre Platón/ La imaginación en la tradición platónica.
5:00-10:00 -- El mundo de las imágenes y los arquetipos/ Plotino y el conocimiento de Dios a través de la imaginación/ Imaginar es participar en la creación/ El universo como un sueño divino/ ¿Son más reales las imágenes que la materia?/ Henry Corbin y la imaginación en el misticismo islámico/ LECTURA de La creación de la Tierra Celeste con el resto de la arcilla de Adán (texto de Ibn 'Arabi).
10:00-15:00 -- El mundus imaginalis: lo imaginal vs lo meramente imaginario/ "Podría vivir encerrado en una cáscara de nuez y considerarme el rey del espacio infinito"/ Todo cabe en una imagen/ Swedenborg y el cielo como desdoblamiento del deseo.
15:00-20:00 -- La Tierra Celeste, la Tierra Doble/ La geografía imaginal del paraíso/ La imaginación según Ficino/ Espíritus y digestión/ La medicina de la imaginación/ La imaginación o la forma en la que el alma habla con el cuerpo.
20:00-25:00 -- La imaginación y la muerte/ Construir el vehículo sutil y el cuerpo espiritual desarrollando la percepción/ El cielo como la liberación de la imaginación y las facultades del alma del cuerpo; el infierno como la imaginación atrapada al cuerpo y a las necesidades materiales/ La posesión de las imágenes/ Saber discernir.
25:00-30:00 -- Viviendo en la civilización de la imagen/ "Las películas nos han robado nuestros sueños"/ A los hombres se les controla con la imaginación/ El bombardeo de la imagen corporal/ No desarrollar nuestro órgano de la imaginación nos hace esclavos de la imagen ajena/ ¿Qué es lo imaginal? Las realidades autónomas de la imaginación.
30:00-32:41 -- Tesla, Einstein y la imaginación como conexión con la inteligencia cósmica/ Un llamado a desarrollar la imaginación/ Una hermenéutica de las imágenes que aparecen en nosotros/ ¿Quién produce esta imagen? ¿De dónde viene? ¿De qué dios, de qué arquetipo?/ El ojo del alma y el paraíso como un grado de percepción.
Material adicional
Henry Corbin, en la Imaginación creadora de Ibn Arabi:
"La Imaginación como elemento mágico y mediador entre el pensamiento y el ser, encarnación del pensamiento en la imagen y presencia de la imagen en el ser, es una concepción de extraordinaria importancia que juega un destacado papel en la filosofía del Renacimiento y que volvemos a encontrar en el Romanticismo.” Esta observación, tomada de uno de los más destacados exegetas de Boehme y Paracelso, nos proporciona la mejor introducción a la segunda parte de este libro. Retendremos de ella, en primer lugar, la idea de Imaginación como producción mágica de una imagen, el tipo mismo de la acción mágica, incluso de toda acción como tal, pero especialmente de toda acción creadora; y, en segundo lugar, la idea de imagen como cuerpo (cuerpo mágico, cuerpo mental), en el que se encarnan el pensamiento y la voluntad del alma. La Imaginación como potencia mágica creadora que, dando nacimiento al mundo sensible, produce el Espíritu en formas y en colores, y el mundo como magia divina “imaginada”, por la divinidad “imágica”: este es el contenido de una antigua doctrina, tipificada en la yuxtaposición de las palabras ImagoMagia, que Novalis reencontraba a través de Fichte. Pero se impone una advertencia previa: esta Imaginatio no debe en modo alguno confundirse con la fantasía. Como ya observaba Paracelso, a diferencia de la imaginatio vera, la fantasía (phantasey) es un juego del pensamiento, sin fundamento en la Naturaleza; nada más que “la piedra angular de los locos".
Corbin explica cómo los místicos iraníes concibieron la imaginación:
Para ellos existe, «objetiva» y realmente, un triple mundo: entre el universo aprehensible por la pura percepción intelectual (el universo de las Inteligencias querubínicas) y el universo perceptible por los sentidos, existe un mundo intermedio, el de las Ideas-Imágenes, las Figuras-arquetipos, los cuerpos sutiles, la «materia inmaterial»; mundo tan real y objetivo, consistente y subsistente, como el mundo inteligible y el sensible, universo intermedio «en el que lo espiritual toma cuerpo y el cuerpo se torna espiritual», constituido por una materia real y dotado de una extensión real, aunque en estado sutil e inmaterial respecto a la materia sensible y corruptible. El órgano de este universo es precisamente la Imaginación activa; es ése el lugar de las visiones teofánicas, el escenario en el que ocurren en su verdadera realidad los acontecimientos
Marsilio Ficino en De Vita dice:
Los árabes dicen que cuando hacemos imágenes de la manera apropiada nuestro espíritu, si se ha concentrado en el trabajo y en las estrellas a través de la imaginación y la emoción, se une con el mismo espíritu del mundo y con los rayos de las estrellas.
Platón, en el Fedro, describe una tierra paradisíaca de la cual nuestro mundo es una sombra:
Y en esta Tierra radiante, las cosas que crecen, los árboles, flores y frutas son correspondientemente bellas; y así también las montañas y las piedras son más suaves, y más transparentes y más amables en color que las nuestras... Y la tierra ahí está adornada con joyas y oro y plata. Y ahí yacen a plena vista, abundantes y grandes lugares, de tal forma que la tierra es una imagen que bendice a aquellos que la miran.
Ibn 'Arabi, en La creación de la Tierra Celeste de la arcilla restante de Adán:
Debemos saber que cuando Dios creó a Adán, que fue el primer ser humano formado, sobró un resto de arcilla. Con ese resto Dios creó la palmera, de tal modo que esta planta (najla, palmera, es femenino) es la hermana de Adán; luego para nosotros es como una tía paterna. La teología la designa de este modo y la asimila al creyente fiel. Alberga secretos extraordinarios como no los contiene ninguna otra planta. Ahora bien, después de la creación de la palmera, quedó oculto un resto de la arcilla con que se había formado la planta; este resto representaba el equivalente de un grano de sésamo, y con este resto Dios hizo una Tierra inmensa. Como en ella colocó el Trono y todo lo que éste contiene, el Firmamento, los Cielos y las Tierras, los mundos subterráneos, todos los paraísos y los infiernos, es todo el conjunto de nuestro universo el que se encuentra íntegramente en esta Tierra, y sin embargo, todo ese conjunto no es, con relación a la inmensidad de esa misma Tierra, más que un anillo perdido en un desierto de nuestra Tierra. Esa Tierra encierra maravillas y sorpresas que somos incapaces de enumerar, y ante las que la inteligencia queda impresionada.
En esa misma Tierra Dios ha creado en cada alma (y en correspondencia con cada alma) universos de glorificación cuya himnología no se interrumpe ni de día ni de noche, ya que sobre esa misma Tierra se ha manifestado la magnificencia de Dios y su poder creador resplandece ante los ojos de quien la contempla. Hay muchísimas cosas que son imposibles racionalmente, es decir, muchísimas cosas ante las que la razón ha establecido la prueba decisiva de que eran incompatibles con el ser real. Pues bien, todas esas cosas existen sin embargo en esa Tierra. Es la inmensa pradera en la que los místicos teósofos sacian su mirada; por ella se desplazan, van y vienen como les place. En el conjunto de los universos que componen esa Tierra, Dios ha creado especialmente un universo a nuestra imagen (un universo que mantiene un paralelismo exacto con cada uno de nosotros). Cuando el místico contempla este universo, se contempla a sí mismo, a su propia alma. 'Abd Allāh Ibn 'Abbās aludía a algo semejante, según lo que se cuenta de él en un determinado hadiz: "Esa Kaaba es una morada entre otras 14 moradas. En cada una de las siete Tierras hay una criatura semejante a nosotros (nuestro homólogo), de tal modo que en cada una de las siete Tierras hay un Ibn 'Abbās que es mi homólogo". Esta tradición ha gozado de gran aceptación entre los místicos visionarios.
En el mundo espiritual, dice Emanuel Swedenborg:
Todos los cambios de lugar son efectuados por cambios de estado en el interior, lo que significa que un cambio de lugar no es mas que un cambio de estado. Aquellos que están cerca entre sí lo están porque están en estados similares, y aquellos que están distantes porque están en estados disímiles; y los espacios en el cielo son simplemente las condiciones externas correspondientes a los estados internos... Cuando alguien va de un lugar a otro... arriba más rápido cuando lo desea con mayor entusiasmo.
Paracelso distingue también entre la fantasía y la imaginación verdadera, imaginatio vera:
Aquel que nace en la imaginación descubre las fuerzas latentes de la Naturaleza. Además de las estrellas establecidas existe otra Imaginación --que engendra una nueva estrella y un nuevo cielo.
Por eso, en su Diccionario de alquimia, Martin Ruland dice:
La Imaginación es la Estrella en el Hombre, el cuerpo Celestial y Supracelestial.
William Blake escribe:
El Mundo de la Imaginación es el Mundo de la eternidad, el seno divino al que todos iremos al morir el cuerpo vegetativo. En ese mundo eterno existen las realidades permanentes de cada cosa que están reflejadas en el cristal vegetal de la naturaleza. Todas las cosas están comprendidas en el cuerpo divino del Salvador, la verdadera viña de la eternidad, la imaginación humana.
John Keats:
Lo que la Imaginación aprehende como belleza debe de ser verdad --aunque existiera antes o no... La imaginación puede ser comparada con el sueño de Adán-- se despertó y lo encontró verdad.
James Hillman, creador de la "psicología imaginal", escribe:
En el principio fue la imagen. Primero la imaginación luego la percepción; primero la fantasía luego la realidad... El hombre es primordialmente un hacedor de imágenes y nuestra sustancia psíquica consiste en imágenes; nuestro ser es un ser imaginal, existe en la imaginación.
Henry Corbin:
El poder de la imaginación es sin lugar a dudas consustancial con el alma. De hecho, con respecto al alma, la Imaginación es como el Alma del Cielo de Venus.
Terence McKenna:
Lo que llamamos imaginación es de hecho una biblioteca universal de lo que es real. No podrías imaginártelo si no fuera real en algún lado, en algún momento.
...Nuestro destino es vivir en la imaginación.
Nikola Tesla:
Mi cerebro es solo un receptor. En el universo hay un núcleo del que obtenemos conocimiento, fuerza, inspiración. No he penetrado en los secretos de este núcleo, pero sé que existe.
Albert Einstein:
Tengo suficiente parte de artista en mí para servirme de mi imaginación. La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación circunda al mundo
Mircea Eliade en Imágenes y símbolos:
Tener imaginación es ver el mundo en su totalidad; porque la misión y el poder de las Imágenes es hacer ver todo cuanto permanece refractario al concepto. De aquí procede el que la desgracia y la ruina del hombre que «carece de imaginación» sea el hallarse cortado de la realidad profunda de la vida y de su propia alma.
La imaginación como realidad divina, del Libro del hombre perfecto, de 'Abd al-Karīm Ŷīli:
Medita sobre tu fe personal respecto al Ser divino. ¿Acaso no ves que esta fe se asocia con determinados atributos y con algunos Nombres que ésta implica? ¿Dónde está el lugar, cuál es el órgano de esa convicción íntima en la que Dios el Altísimo se te manifiesta? Ese lugar, ese órgano es precisamente la Imaginación, y por eso mismo afirmamos: la Imaginación es la esencia en la que se encuentra la perfección de la teofanía.
En cuanto tomas conciencia de ello te parece evidente que la Imaginación es principio y fuente de todo el universo, porque el Ser divino es también principio y origen de todas las cosas, y que la más perfecta epifanía solo puede tener lugar en un receptáculo que sea a su vez origen y principio. Ese sustrato es la Imaginación. A partir de ahí es cierto que la Imaginación es principio y fuente de todos los universos sin excepción.
Henry Corbin, en Cuerpo espiritual, tierra espiritual:
Vivimos en una civilización científica que extiende su control, incluso a las imágenes. Es un lugar común hablar hoy en día de la civilización de la imagen. Pero uno se pregunta si este lugar común no encierra un radical malentendido, un craso error. Porque en vez de que la imagen sea elevada al nivel de un mundo que fuera apropiado para ella, en vez de aparecer investida con una función simbólica, llevando a un sentido interno, hay sobre todo una reducción de la imagen a un nivel de mera percepción sensorial y por lo tanto una definitiva degradación de la imagen. No debe decirse, entonces, que entre más exitosa es esta reducción, más se pierde el sentido de lo imaginal, y más estamos condenados a solo producir lo imaginario.
Tenemos que hacer la siguiente aclaración: si utilizamos el término para aplicarlo a algo distinto al mundus imaginalis y a las Formas imaginales, tal como están situadas en el esquema de los mundos que las necesita y legitima, se corre el riesgo de que esta palabra se degrade y pierda su significado. Recordemos al respecto el esquema según el cual el mundo imaginal es esencialmente el intermundo y la articulación entre lo inteligible y lo sensible, donde la Imaginación activa como imaginatio vera es un órgano de conocimiento mediador entre el intelecto y los sentidos, tan legítimo como aquéllos o como éste. Si lo utilizamos fuera de este esquema tan concreto, nos estamos equivocando y nos alejamos completamente de lo que nuestros filósofos iraníes nos han impulsado a restablecer al usar esta palabra. Es inútil añadir, porque el lector lo habrá comprendido ya, que el mundus imaginalis no tiene nada que ver con lo que la moda actual denomina la "civilización de la imagen”.
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