El tema del aborto se ha caracterizado por polarizar de forma radical las opiniones. Para abonar al debate, o mejor dicho para reforzar a aquellos que defienden la libertad de las mujeres a decidir, bajo ciertas restricciones, la posibilidad de abortar, recién se publicó un estudio de la Universidad de California que advierte que aquellas mujeres que se realizan un aborto no se arrepienten. El estudio, realizado entre 2008 y 2010 a lo largo de Estados Unidos, demostró que 99% de las mujeres que se enfrentaron a este procedimiento ‘no se arrepienten’ de haberlo hecho.
En muchos casos se registra un síndrome de estrés post aborto, PAS (por sus siglas en inglés), similar al síndrome postraumático o la depresión posparto, que corresponden a alteraciones emocionales y fisiológicas. Sin embargo, y a pesar de que es una sintomatología relativamente común, a mediano plazo las mujeres que han tenido esta experiencia reafirman su decisión.
De acuerdo con el estudio de 667 mujeres que tuvieron seguimiento durante 3 años, 99% estuvo conforme con su decisión y no cayó en ningún tipo de depresión. Del porcentaje restante (las que abortaron) algunas experimentaron un sentimiento de estrés que fue disminuyendo con el tiempo hasta disiparse.
Estudios como estos demuestran que independientemente de que haya o no aborto, los sentimientos de depresión o felicidad se desvanecen a lo largo del tiempo. Aunque abortes y seas del 1% de las que lo hacen y entran en la depresión post aborto, el sentimiento generalmente termina por desaparecer. Por eso, suponemos, organizaciones como Students for Life of America no reconocen al PAS como una condición válida para no realizar la interrupción del embarazo.
El aborto es estigmatizado y satanizado por las sociedades. En muchos estados y países aún es ilegal practicarse una interrupción del embarazo. Este contexto hostil en torno a la decisión de abortar podría favorecer el sentimiento de culpa o el estrés que se registra posteriormente. De hecho, en el estudio hubo una correlación entre el PAS y el nivel socioeconómico y cultural de las mujeres en cuestión: entre más pobreza y estigmatización, es más traumático para la mujer realizarse este tipo de procedimiento. Podríamos arriesgarnos a decir que no es tanto el aborto lo que resulta traumático, sino sobrellevar los prejuicios sociales o salirse del molde en el que siempre se encajona un individuo para sentirse parte de un grupo.
Es posible utilizar estudios como este para informar a las mujeres que desean hacerse un aborto y ayudarlas a tomar una decisión correcta. Muchas de las organizaciones que están en contra del aborto habían argumentado hasta el momento que padecimientos psicológicos y traumas están entre los principales indicadores que mostraban que era necesario prohibirlo, idea refutada por los estudios de Planned Parenthood realizados desde hace 5 años, que esta investigación de la Universidad de California reafirma.