Entre los diferentes ejercicios de visualización que podemos hacer, pocos más fascinantes que este realizado por la agencia espacial rusa Roscosmos. Vemos aquí una simulación de diferentes galaxias, constelaciones, nebulosas y hasta un agujero negro estallando sobre los cielos de nuestro planeta, en grandes urbes o en bosques y zonas desoladas, creando los paisajes más hermosos que podemos magnificar.
La galaxia de Andrómeda, la famosa nebulosa del Anillo (como un ojo divino en el cielo hiperbóreo) y la del Cangrejo, las igualmente divinas Pléyades, las hijas de Atlas y Pleione, perseguidas eternamente por Orión, el cazador, ninfas transformadas en palomas, nodrizas de Dionisio, desfilan en el esplendor irreal de su luminosa simetría.
Aunque ver estas figuras celestes de esta forma sería prácticamente imposible, ya que la forma que vemos es el resultado justamente de su distancia, la cual las integra en unidades que desde más cerca se perderían o, en el caso de un agujero negro, esa cercanía simplemente nos destruiría. De cualquier manera, el ejercicio nos permite acercarnos a la belleza del cosmos. Y la belleza del cosmos es quizás lo más cercano a una espiritualidad libre de dogma. El puro proselitismo de la luz.