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Hay otros mundos pero están en este.
Paul Eluard
Parte I
Usualmente, la primera impresión ante lo desconocido, en la mayoría de los individuos, no va más allá del simple asombro; este asombro, de manera lenta pero segura, termina convirtiéndose al final en una anécdota, un recuerdo o un cuadro vago e impreciso difícil de detallar, que pasará a formar parte del anaquel de los recuerdos al interior de casi cualquier mente; entonces, si este es el estado de cosas frente a lo que catalogamos como inusual, frente a aquello que escapa a nuestros sentidos, qué podríamos afirmar en relación con lo que erróneamente ha sido catalogado como paranormal; en efecto, lo paranormal se ha asociado más con el lado de la pseudociencia, la charlatanería, las artes mánticas o el esoterismo.
En cualquiera de estos casos, es evidente que persiste una animadversión respecto a lo que como categoría implica la noción de paranormal, debemos precisar entonces, apelando al recurso etimológico en relación con este escolio, que el termino proviene del griego παρά, pará, «al lado, al margen» y el adjetivo «normal», lo cual denota que en efecto nos hallamos frente a aquel tipo de experiencias que se encuentran justamente en las antípodas de lo habitual, de lo usual, de la rutina de los días, o, mejor sería afirmar, nos hallamos por primera vez frente a nuestras vidas contrastados con una realidad deliberadamente ampliada, que se manifiesta definitivamente de manera abierta y directa frente a nuestras limitadísimas barreras de comprensión e interpretación del mundo, sus fenómenos y procesos, dentro de los cuales, como seres humanos, tenemos lugar.
Pues bien, esta primer precisión es más que necesaria; si se tiene en cuenta que el propósito real de esta apertura es situar al lector en contexto, se trata entonces de ubicarle en un punto a partir del cual pueda llegar a comprender que los relatos inherentes al ámbito de aquello que llamamos paranormal en modo alguno son ciencia ficción, ficción científica o metarrelato; de hecho, este tal vez sea el carácter débil de lo paranormal, justamente porque no constituye un cuerpo teórico que busca ser validado o fundamentado, pues para ello debería por principio presentarse un consenso intersubjetivo en torno a las posibilidades de lo que implica y abarca el ámbito paranormal. Por ello, lo que se sugiere a los individuos que han tenido algún escarceo con lo desconocido, más que validar, es tratar es de ser fiel a las impresiones, sensaciones y conjunto de experiencias vividas en un entorno al que he optado por denominar “el otro lado”, o lo que exploradores de la realidad más avezados en la materia, como por ejemplo Frank Kepple, denominaron “la realidad ampliada”.
Espero que, si bien no la mayoría de lectores, sí al menos un número significativo se haya percatado, llegados a este punto, que lo que aquí se busca mediante una reafirmación de sentido es comprender la realidad de una forma mucho más amplia, rica y dinámica de lo que tendemos a considerar o siquiera a soñar en los vuelos más ardientes de nuestra imaginación; pero para llegar a este tipo de comprensión es preciso advertir la necesidad de sumergirse en la exploración, en la búsqueda personal e individual de las capas y subcapas que componen este mundo físico, y una forma alternativa aunque relegada al campo de la superstición en algunos casos y descartada de plano en otros como un mero error de percepción se nos presenta como una herramienta, un instrumento de búsqueda y verificación de lo supuesto o lo sabido. Les hablo, entonces, de la exploración extracorporal o la proyección fuera del cuerpo.
Soy consciente de que el aparato conceptual es amplio al respecto (aunque erróneamente referido a “proyección astral”, cuyo último vocablo alude más a malformaciones de interpretación y tergiversación del tipo Nueva Era y cosas análogas que solo confunden en la materia) y se ha desarrollado mucho más tras el advenimiento del New Age junto con todas sus derivaciones lesivas para una comprensión en términos intelectuales y culturales, claros e inequívocos sobre lo que implica y es realmente la proyección extracorporal; pero acá en modo alguno se pretende dar técnicas inútiles, protocolos de exomática o meras descripciones oníricas, no se puede abordar la experiencia como si de un libro de texto se tratase, ni mucho menos como elucubraciones de onironautas, tampoco el material de un santo occidental, más bien se opta por considerar un fiel relato entretejido a modo de historias descritas por personas como usted, querido lector, o como este servidor, que en algún punto rasgaron el velo de esta “realidad” para aventurarse mas allá.
Personas ávidas de conocimiento y de búsquedas divergentes para lograr el cometido de la comprensión y exploración de la realidad a través del proceso de expansión de la conciencia. Por ello esta breve disquisición tiene por objeto establecer un puente común entre el escéptico y el profano, entre el hombre medianamente cultivado y el académico egomaníaco (en referencia clara a todo aquel investigador obtuso que ante lo evidente se niega tan siquiera a revisar nuevos datos y descarta de plano aquello que no entiende o que es incapaz de explicar). Lo que aquí se describe no es el resultado de una lesión cerebral o un daño irreparable que ha devenido en algún tipo de psicosis y, si llegase este a ser el caso, entonces, bendita locura que ha llegado a mi existencia con un toque revelador, abriendo de forma increíble las puertas de la percepción.
La realidad de la proyección fuera del cuerpo u OBE del anglicismo (esto es, significado de uso) norteamericano, se fundamenta no en la cantidad ingente de relatos por parte de aquellos que en uno u otro punto de su vida han logrado permear la base de la realidad cotidiana; el cimiento de esta experiencia tan particular bien podría hallarse en la arquitectura funcional, misma con la que, como seres humanos, hemos sido dotados desde el punto de vista bioquímico, físico y psicológico. Y aunque suene presuntuosa esta última afirmación, dejo en manos del lector que saque sus propias reflexiones y conclusiones, no sin antes invitarlo a corroborar de primera mano todo lo aquí descrito, ya sea para que comprenda si este asunto ha de ser tomado como un simple cuento o conjunto de microrrelatos o como la antesala de las visiones del otro lado. Un lado que se nos presenta como oculto ante nuestros ojos, ante nuestra percepción en su estado más puro y básico, que de hecho parece ser el estadio funcional por defecto para operar en el día a día.
Finalmente solo resta agradecer a todos los viajeros del otro lado, a los valientes exploradores que con una increíble fuerza de voluntad desarrollaron un proceso de empoderamiento y emancipación de lo establecido para lanzarse a un mar nuevo y totalmente desconocido, a todos aquellos que se dieron a la gran tarea de cartografiar de manera extraordinariamente increíble y desbordante la conciencia y junto a esta, la base de las relaciones para con la realidad ampliada. Este es un viaje solitario casi que intransferible, habrá muchos individuos que, como este servidor, se sintieron impulsados a ir más allá de las instituciones, de los marcos establecidos, a traspasar las barreras de una realidad consensuada que insiste en ser limitada y delimitada; por ello, si al menos un solo individuo llega a experimentar la realidad ampliada y verifica al menos parcialmente lo que aquí se sugiere, entonces y solo entonces será válido afirmar que la labor ha sido llevada a buen término.
Es preciso, aunque no estén presentes en este mismo espacio y campo de tiempo, efectuar un profundo agradecimiento a autores como Valdamar Valerian, Frank Kepple, Robert Monroe, William Buhlman, Thomas Campbell y, finalmente, a un investigador consumado y tal vez uno de los pocos académicos que fue a contracorriente con honor y un real conocimiento de causa, sosteniendo no tanto una teoría o una doctrina sino una nueva actitud científica frente al mundo desconocido: mil gracias al doctor Jacobo Grinberg, cuyas lecturas pueden resultar útiles para estimular e impulsar el deseo de indagar, escudriñar y adentrarse en el mayor misterio que contiene las llaves de apertura al otro lado: la conciencia humana.
Twitter: @tuto201333